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Адам Грант. Dar y recibir
1. Buenos rendimientos
2. El pavo real y el panda
Reconocer al interesado con piel de generoso
La red transparente
No hay favor sin recompensa
Despertar a los gigantes dormidos
Lazos latentes
El favor de cinco minutos
3. La onda expansiva
Colaboración y carácter creativo
Volar en solitario
“Me gustaría poder odiarte”
Reclamar el grueso del reconocimiento
El sesgo de responsabilidad
La brecha de perspectiva
4. Hallar el diamante en bruto
Búsqueda de estrellas
Pulir el diamante en bruto
Tirar buen dinero en mal talento
Frente al espejo: ¿verse bien o hacerlo bien?
Ver destellos en el carbón
5. El poder de la comunicación persuasiva
Presentar: el valor de la vulnerabilidad
Vender: distinguir entre impostores y samaritanos
Convencer: la técnica de la conversación prudente
Negociar: buscar consejo en caso de duda
6. El arte de seguir motivado
El vacío de impacto: generosos sin causa
Decisiones alteristas: concentrar, dispersar y la regla de cien horas del trabajo voluntario
El mito de la fatiga de los generosos
7. Dejar de ser bobo
Comprobación de sinceridad: confiar en casi todos casi todo el tiempo
Retribución generosa: El generoso adaptable
La seguridad y la paradoja de la defensoría
Pisotear al dejado
8. El cambio Scrooge
El debate sobre el altruismo
De enemigos a aliados
La búsqueda de la distinción óptima
Por qué Supermán es contraproducente y la gente conserva la electricidad
El círculo de reciprocidad
Cambios de identidad y alteraciones de reciprocidad
9. Desde las sombras
ACCIONES PARA TENER IMPACTO
Capítulo 1: Buenos rendimientos
Capítulo 2: El pavo real y el panda
Capítulo 3: La onda expansiva
Capítulo 4: Hallar el diamante en bruto
Capítulo 5: El poder de la comunicación persuasiva
Capítulo 6: El arte de seguir motivado
Capítulo 7: Dejar de ser bobo
Capítulo 8: El cambio de Scrooge
Capítulo 9: Desde las sombras
Acciones para tener impacto
Índice
Отрывок из книги
En memoria de mi amigo
JEFF ZASLOW
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Sampson “está muy cerca de ser un hombre perfecto”, dijo uno de sus rivales políticos. “Pero le falta una cosa”: no estaba capacitado para que se le confiara poder, pues su interés en los demás empañaba fácilmente su juicio. En política, operar como generoso ponía a Sampson en desventaja. Su negativa a ponerse primero a sí mismo le costó la elección al Senado, e hizo que los observadores se preguntaran si era lo bastante fuerte para el implacable mundo de la política. Trumbull era un polemista feroz, y Sampson pan comido a este respecto. “Lamento mi derrota”, admitió éste, aunque después aseguró que el triunfo de Trumbull contribuiría a promover las causas que ambos compartían. Pasada la elección, un reportero local afirmó que, en comparación con Sampson, Trumbull era “un hombre de verdadero talento y poder”.
Pero Sampson no estaba dispuesto a marginarse para siempre. Cuatro años después compitió otra vez por el Senado; y aunque perdió de nuevo, en las semanas previas a la elección nada menos que Lyman Trumbull fue uno de sus más francos partidarios. El sacrificio de Sampson se había visto con buenos ojos, y Trumbull no fue su único adversario en sumársele en respuesta a su generosidad. En la primera contienda por el Senado, justo cuando Sampson contaba con cuarenta y siete por ciento de las preferencias y parecía estar muy cerca de la victoria, Norman Judd, abogado y político de Chicago, encabezaba a un firme cinco por ciento de los votantes, quienes no flaquearían en su lealtad a Trumbull. En su segunda tentativa por el Senado, Judd fue un sólido partidario de Sampson.
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