Gripe existencial

Gripe existencial
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Описание книги

En Gripe existencial el autor nos invita a reflexionar a través de un libro heterogéneo que ofrece textos que colindan con géneros como el ensayo, las memorias y la narrativa. Los recuerdos de la infancia, las reflexiones sobre la sociedad chilena y un sentimiento de nostalgia sirven como aglutinante e inspiración para la mayoría de los escritos. Se trata de una obra íntima, entre la confesión y la crítica, que invita al lector a reflexionar sobre diversas situaciones.

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Claudio Sepúlveda. Gripe existencial

GRIPE EXISTENCIAL

Claudio Sepúlveda

PRIMERA EDICIÓN. Septiembre 2020. Editado por Aguja Literaria. Noruega 6655, departamento 132. Las Condes - Santiago - Chile. Fono fijo: +56 227896753. E-Mail: agujaliteraria@gmail.com. Sitio web: www.agujaliteraria.com. Facebook: Aguja Literaria. Instagram @agujaliteraria. ISBN: 9789566039600. DERECHOS RESERVADOS. Nº inscripción: 2020-A-7447. Claudio Sepúlveda. Gripe existencial. Queda rigurosamente prohibida sin la autorización escrita del autor, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra. por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático. Los contenidos de los textos editados por Aguja Literaria son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan el pensamiento de la Agencia. TAPAS. Imagen: Ángelo Rosa. Diseño: Josefina Gaete Silva

AGRADECIMIENTOS

Dedico estas palabras a quienes me han ayudado en forma del todo desinteresada. Obedecen al resultado infinito de mi amor y la obligación sincera que siento para aceptarles tal como ellos lo hacen conmigo. A mi mujer, Ximena Bustamante; a mi hermano del alma, Jorge Salgado; al “piloto de guerras imaginarias”, Arturo Zuloaga

ÍNDICE

LA TIERRA DE ABEL. Recorrí la tierra de Abel y nunca hice hincapié en mis pertenencias. Otras son las llagas de las que hablo y me acusan. Otros son los que invadieron el valle. Me pregunto qué fue de mis padres y miro lánguido el tiempo esfumarse. ¿O será que aún veo soldados aquí dentro y debo considerar que las bestias sueltas no logran ver que estoy enfermo? Entonces pienso en un beso tuyo, un caramelo de hartazgo, un pequeño estado que me haga sentir bien. Todos partieron, pero yo sigo aquí, disfrutando el camino de los que se marcharon. Mas esta claridad es absurda y larga al entrar en el laberinto y me pregunto, ¿qué he logrado?

SUEÑO VACÍO. Viví en muchas casas a través de mis años. Revelo que la de hoy es mucho mejor. La compré con mis ahorros y se fue vistiendo con innumerables sacrificios; en esta casa se ve a mi madre en trajines, tejidos y simplezas, confesando a los pájaros entre alambres y cordeles de patio, más aun vistiendo la arrogancia de hortensias y jazmines, con olor a lluvia y pedazos de cielo cobrizo. Puedo decir que las obsesiones se han refugiado aquí y crean días eternos, además de las malas épocas, como la pérdida de mi perro, Oso, al cual nunca supe qué le ocurrió; algunos dijeron que se fue detrás de una leva y otros que simplemente se lo robaron, dejando en mi mente su adiós escrito con sus patas de barro, y un vacío trémulo en la soledad de la casa. Recuerdo a parientes que nos visitaban y en especial al tío Vlady, ¿cómo olvidar las tardes en conversatorios infinitos de alcohol y cigarrillos cuando salíamos a parrandear, teniendo que dormir en la calle en tiempos de gente más civilizada que la de hoy? Él siempre dijo que la vida es lo que aguantamos física y espiritualmente, mientras que la muerte lleva solo nuestro cuerpo y voluntad. Mas no lo lloré, porque jamás me ha abandonado; se dice que un amigo verdadero siempre está aquí, con esa gorra olvidada en el perchero

EVOLUCIÓN. Los aviones pasan triangulando el cielo, los veo en panorámica desde el patio. El Estado fue tomado con furia por los soldados, por eso hubo muerte, robo y miseria, mientras la Patria cuelga de una quilla sin rumbo y sin honor. No queda más que enterrar a nuestros muertos y lavarnos las heridas, los peores días se han ido. Otra es la generación que controla la nueva ciudad. Una generación enferma por el éxito y dirigida por gente inepta y fría capaz de entregar a sus padres para vivir ese idealizado momento

SÍNDROME. Estoy enfermo, como tú y los otros. Necesito un poco de lealtad para compartir el momento de haberte tenido cerca. Mira qué quedó; la batalla acaba de terminar sin lógica ni dignidad, ¿cómo podré sentirme bien si tú no estás? Solo quiero un poco de comprensión

EL JUICIO DE CRISTO ¿Estoy bien o mal? Pero ¿a quién le interesa? Si solo hubo muerte y soledad en los días en que estuve perdido entre los romanos. Lo digo por el destino del crucificado, pero es este el hoy, cuando reclamo esas virtudes por las cuales son sus estigmas. Pensando en el avance que hemos tenido nos comportamos como reses al matadero o un montón de cerdos en engorda, actuando y creyendo que todo gira a nuestro favor

LEÑADORES. Siempre opiné que la ambición no es más que diferencias y la luz reflejada en los ojos sirve para atesorar lo inexistente. Manifiesto que siempre creí en los demás como silueta que se presenta sin aviso, y a pesar de que los años desfilan, todavía creo en un cambio de actitud al verme errático caminar por el asfalto. Presumí que las nociones que entendía no eran más que centavos guardados en una alcancía para un niño huérfano. Y las encrucijadas, por muy cerradas que fuesen, siempre tendrían una hendija para resistir y ver. Si pienso en la vida, que cae como una cascada, vuelvo a ver esta realidad cobarde que no da la cara para vencerla. Cuántas veces me pregunto qué fue de esos días. Esos que se fueron enredados en la memoria de la niñez, como salvando el río de la eternidad en que hoy me veo perdido, nadando en contra del agua de este caudal de sangre y arrecifes. Alguien dirá: “Tranquilo, no te des por vencido, Dios te hará recobrar la razón cada vez que pierdas la confianza para vivir con la fe de sueños y promesas divinas”. Esto me recuerda que ella se marchó junto a los leñadores y jamás regresó hinchando la tarde con su perfume a hortensias. En razón a la espera que he mantenido, pretendo aún cambiar de dirección, ya que ella se entregó solo por gusto y distracción

CALLEJERO. La magia se pierde en cada fragmento que escribo, pareciera que el momento ya no me pertenece, estoy alejado de la suerte que un día trajo bienestar a mis instantes de ocio y soledad, reflexiono a la espera de una luz verde que con el tiempo perdido permite que vayan y vengan mis recuerdos, entre sueños y penurias, como ir a realizar un trámite o ver a Natalia, o tal vez encontrar esa tonta muerte que siempre espera paciente a que cometa algún error para cobrarme al contado toda mi existencia

REYES, DIOSES Y PLEBEYOS. Las hermanas de la trinidad y de la caridad, por las tardes recolectan frutas y verduras, se perfuman con extractos de orquídeas cuando los sacerdotes corren a su encuentro. Guardan sus estimulantes entre los matorrales y se van de la mano de sus huéspedes. La tenue luz de los instintos encuentra en los primaverales botones de eros la lasitud de sus custodios, quienes se divierten al desojar las orquídeas de la comunión. Ellas frecuentan el oráculo sin remordimiento, por sentirse hijas y voceras del omnipotente, recreando en sus dogmas la agonía de Cristo. Todo por creer y sentirse esposas del Señor, un título otorgado por una raíz mucho más destructiva que la bomba atómica y embuste de aquellos emisarios, quienes lo único que han logrado es empobrecer cada día más la realidad; ellas transitan la locura pensando que son mujeres predestinadas y consideran que es un privilegio ser servidoras de la fe, para tantos que necesitan sentirse libres de la opresión y la incertidumbre. Si hasta los más ilusos les ofrecen un terreno en el cielo a cambio de dar su vida y testimoniar la fe ciega de otras épocas. Hacen creer que son enviadas desde arriba y desde la caldera de la muerte; sandeces de los laberintos del credo y sus malos comentarios, pues Cristo dijo: “Mi palabra no será sembrada en iglesias ni paredes, sino en el espíritu del que quiera alcanzar y ver”

LANSER. Vuelvo a mis orígenes, cuando mamá me tenía en el útero y me costaba respirar; con el tiempo, me contó que intentó abortarme. Recuerdo también cuando nací; lo primero que dije fue “qué”. Crecí enredado entre los árboles y apedreaba al vecindario con una honda de madera, comiendo en travesuras todo lo que hallaba a mi paso; volaba con cada insecto y establecía mundos de seres que me respetaban, viviendo mi propia realidad me hice un ser que quiso con pasión sus días. Tuve un perro del cual todas las historias que acontecían jamás habrían sido posibles sin este pastor inseparable, él se entregó sin tregua, dándome fortaleza y amor en épocas difíciles. Me aferré a la energía de la vida como si fuera lo único cierto con los instintos naturales que desbordaban toda creatividad y valores por considerar a los seres inferiores indefensos. Con las décadas he aprendido que quienes marcaron mi vida fueron animales, plantas e insectos, esa es la escala de este aprendizaje. Ellos merecen toda mi atención, ese micro universo es el nuestro y debemos respetarlo y cuidar de él

UNA HISTORIA PARA CONTAR. Natalia. Natalia se recuesta al caer el sol y los árboles tras la ventana se mueven como siluetas inciertas al filo del invierno. Su reloj se detiene y pena la miseria que se cristianiza en trofeo al ver a los queltehues reclamando agua en el cielo gris. El frío se abriga en la habitación que da vida al meditar largos momentos colgados de la altura del cielo raso. Una lágrima aguda escurre por su rostro y los recuerdos afloran en contraste con su piel, nada es más absoluto para sus veinte años, es un mar de preguntas sin respuestas. Su paciencia fue estropeada a golpe de pastillas y en su interior se carcome poco a poco la dura soledad, pensando cuando no tiene que hacer frente al descanso prolongado. El silencio cómplice de su corazón no deja de palpitar y grita a viva voz qué ha sido de ella, cómo pudo llegar hasta esto, si su vida marchaba sin grandes interrogantes, y cómo su cerebro se vació así, midiendo sus impulsos, en duras preguntas. “¿Estaré tonta o loca? ¿Por qué no me dejan salir? ¿Lo que vivo no es para mí?”, en circunstancias en que su ser era tierno y ligero. Natalia ahora llora y luego de haber soltado amarras, el cerebro la invita a cuestionarse y buscar alternativas para un eventual escape

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Puedo decir que la magia está en nosotros y jamás en el óxido de allá afuera. Todavía me estremezco al alzar la traba de la puerta, el mal tiempo se fue, pero siempre es hoy desde que la levanto. Gritemos por una oportunidad y dime si me equivoqué, ya los usurpadores se fueron y vuelven a mí en sueños, como buscando a la amada. Y cancelé cuentas impagas como vulgar ladrón para sentirme vivo. Quizás esto sea todo y no reconozca lo verdadero, pero lo que me atrae es un mero sentimiento humanitario que tarda en llegar, como líquido lacerante que atraviesa las arterias.

He recibido muchas decepciones ante lo perdido en el horizonte del pasado; no obstante, la melancolía se ha ido con sus guirnaldas y sin avisos, como la alegría de mis abuelos por querer cambiar con sus ideales aquel entuerto de los idiotas, que entre más retorcidos sus discursos, mayor fue el grado de entrega al servicio de la comunidad y a la enseñanza de sus hijos, siendo virtuosos con lo que hablamos y lo que entendimos (honestos y despiertos); se ha formado una familia consciente de su realidad y deber ante lo elegido por cada cual.

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He recibido muchas decepciones ante lo perdido en el horizonte del pasado; no obstante, la melancolía se ha ido con sus guirnaldas y sin avisos, como la alegría de mis abuelos por querer cambiar con sus ideales aquel entuerto de los idiotas, que entre más retorcidos sus discursos, mayor fue el grado de entrega al servicio de la comunidad y a la enseñanza de sus hijos, siendo virtuosos con lo que hablamos y lo que entendimos (honestos y despiertos); se ha formado una familia consciente de su realidad y deber ante lo elegido por cada cual.

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