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José Luis Cámara Pineda. Relatos desde el purgatorio
Prólogo
Parte I. I. Marco (octubre de 2013)
II. Un sueño convertido en palabras (diciembre de 2008)
III. Vivir para contar lo que dejaron atrás (noviembre de 2008)
IV. Las voces de la conciencia (octubre de 2008)
V. Una cruzada para salvar el pulmón del planeta (octubre de 2008)
VI. Rebajas en tiempos de crisis (septiembre de 2008)
VII. Lecciones de vida en un colegio muy especial (abril de 2016)
VIII. Veinte años regalando vida (abril de 2016)
IX. Las barreras del silencio (abril de 2016)
X. Unos papás muy especiales(marzo de 2016)
XI. El retrete (febrero de 2016)
XII. Cada cosa en su lugar (enero de 2016)
XIII. De crisálida a mariposa (febrero de 2016)
XIV. Vidas que salvan vidas (enero de 2016)
XV. Zoológicos humanos (enero de 2016)
XVI. Feliz (diciembre de 2015)
Parte II. XVII. Memes (noviembre de 2015)
XVIII. Vergüenza (noviembre de 2015)
XIX. Superhéroes (octubre de 2015)
XX. Un mar de gotas (octubre de 2015)
XXI. Vacaciones (agosto de 2015)
XXII. Ángeles en el desierto (agosto de 2015)
XXIII. Libros y páginas (agosto de 2015)
XXIV. El tiempo (agosto de 2015)
XXV. Sandín (julio de 2015)
XXVI. Noticias débiles (julio de 2015)
XXVII. Reinas (junio de 2015)
XXVIII. Ovejas (junio de 2015)
XXIX. La maleta (mayo de 2015)
XXX. De repente, Nepal (mayo de 2015)
XXXI. Opinadores (marzo de 2015)
XXXII. Inauguraciones y promesas (marzo de 2015)
XXXIII. Gustos y Oscars (marzo de 2015)
Parte III. XXXIV. La doctrina del engaño (febrero de 2015)
XXXV. La cuenta atrás (enero de 2015)
XXXVI. La batalla por la libertad (enero de 2015)
XXXVII. Sueños que perseguir (diciembre de 2014)
XXXVIII. Votos que cuentan (diciembre de 2014)
XXXIX. Esclavos del siglo XXI (octubre de 2014)
XL. Ridículo nacional (octubre de 2014)
XLI. África siempre estuvo ahí (agosto de 2014)
XLII. Carreras y fotos (julio de 2014)
XLIII. Hermanos de sangre (julio de 2014)
XLIV. Siempre pudimos (junio de 2014)
XLV. Demasiado castigo (mayo de 2014)
XLVI. El reto de lo desconocido (abril de 2014)
XLVII. Predicadores (marzo de 2014)
XLVIII. Intolerantes (marzo de 2014)
XLIX. El sumidero de la vergüenza (febrero de 2014)
L. Libertad (diciembre de 2013)
LI. Invisibles (octubre de 2013)
LII. Balas en la selva (septiembre de 2013)
LIII. Testigo directo del horror (julio de 2013)
Parte IV. LIV. El sueño de Silvana (julio de 2013)
LV. El cementerio de Chittagong (mayo de 2013)
LVI. Madres (mayo de 2013)
LVII. Los custodios del cielo (abril de 2013)
LVIII. Un país de pandereta (enero de 2013)
LIX. Cenas y cenas (diciembre de 2012)
LX. Cifras y letras (noviembre de 2012)
LXI. Esclavas del siglo XXI (agosto de 2012)
LXII. Hikikomoris, el mundo entre cuatro paredes (julio de 2012)
LXIII. Heridas en la memoria (junio de 2012)
LXIV. Vivir para contarlo (junio de 2012)
LXV. Muertos que dan vida (abril de 2012)
LXVI. La princesa que nunca quiso reinar (marzo de 2012)
LXVII. Un negocio anticrisis (diciembre de 2011)
LXVIII. El cementerio de los elefantes (febrero de 2011)
LXIX. Mundos paralelos (enero de 2011)
Epílogo
Índice de contenido
Отрывок из книги
José Luis Cámara Pineda
Nació en Córdoba en 1977. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, trabajó en medios como El Correo de Andalucía, ABC, El Mundo, Cadena SER, Onda Cero y el Diario de Avisos de Tenerife. Tras una amplia etapa en el periodismo deportivo, se centró luego en la política y los temas sociales, con especial atención al fenómeno de la inmigración. Actualmente es responsable del Departamento de Comunicación de Cáritas Diocesana de Tenerife. Después de publicar el cuaderno de viaje Rumbo a un sueño (2012) y la novela La noche más larga en la isla esmeralda (2015), en este tercer libro repasa parte de su trayectoria periodística con una selección de artículos, reportajes y entrevistas en un formato ágil y desenfadado.
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Cuando la mayoría se temía lo peor después de que una ola partiese su cayuco, la Guardia Civil interceptó la barquilla a dos kilómetros de la Isla y los llevó al puerto de Los Cristianos. Allí, además de miembros de la Cruz Roja, los esperaban agentes de la Policía Nacional. Aquel año, las llegadas de sin papeles se sucedían con frecuencia, y el puerto tinerfeño era un caos. «No entendía nada. Pensaba que la jefa era una chica de la Cruz Roja, porque le dio órdenes a un guardia civil, que me cogió en brazos. Me sentí tranquilo, porque me tomó como a su hijo. Ella me dijo que me tranquilizase y se puso a llorar, como si sintiese mis sentimientos», denota.
A partir de ahí empezó otra odisea para el joven senegalés. Primero fue trasladado a la comisaría de Los Cristianos. Luego, al improvisado centro de internamiento habilitado en aquellas fechas en Las Raíces.
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