3 Libros Para Conocer Escritoras Latinoamericanas
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Adela Zamudio. 3 Libros Para Conocer Escritoras Latinoamericanas
Introducción
Las Autoras
Ifigenia
Prólogo
Primera Parte
Segunda Parte
I
II
III
IV
V
VI
VII
Tercera Parte
I
II
Cuarta Parte
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
Unas Palabras Más Sobre Ifigenia
Pablo o la vida en las pampas
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
7 Mejores Cuentos de Adela Zamudio. La conciencia
Corazón de mujer
El Diablo Químico
El vértigo
La razón y la fuerza
Rendón y Rondín
Yo te bendigo
Notas
About the Publisher
Отрывок из книги
Bienvenidos a la colección 3 libros para conocer, nuestra idea es ayudar a los lectores a aprender sobre temas fascinantes a través de tres libros imprescindibles y destacados. Estas obras cuidadosamente seleccionadas pueden ser de ficción, no ficción, documentos históricos o incluso biografías. Siempre seleccionaremos para ti tres grandes obras para instigar tu mente, esta vez el tema es: Escritoras Latinoamericanas.
Este es uno de los muchos libros de la colección 3 libros para conocer. Si te ha gustado este libro, busca los otros títulos de la colección, pues estamos convencidos de que alguno de los temas te gustará.
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—¡Ah! no, no regalas pacotilla —volvió a decir Abuelita sulfurada, enarbolando otra vez los lentes—. ¡Si me parece que estoy oyendo a tu Padre! ¡Qué caracteres de despilfarro! ¿Pero tú te imaginas, hija mía, que puede causarme algún placer ese saco de mano que me trajiste, ahora que sé de dónde salió y lo que te costaría?
—¡Pero yo tuve gusto en regalártelo y eso me basta!… ¡Ah! ¡si supieras lo que yo aproveché mi dinero! ¡si supieras lo que me encanta probarme vestidos y más vestidos!… Mira, me iba a casa de Lelong quien, te advierto entre paréntesis, siendo de lo más chic, tiene precios bastante moderados, pues yo soy económica aunque tú no lo creas. Bueno, me iba a casa de Lelong: ¡y a probarme!… que éste sí; que éste también; que aquél me queda que es una maravilla; que este otro me queda todavía mejor; y la vendedora que decía admirada: «¡Con ese vestido parece una Reina!… pero le advierto que es el más caro de todos…» y yo, que respondía con este ademán así de millonaria elegante: «¡El precio es lo de menos!», y a ver más modelos, y a tiendas, y a correr bulevares, arriba, abajo, sola, sola, sólita, ¡de mi propia cuenta!… ¿Crees, crees, Abuelita, que cambio esos días de libertad por tener veinte miserables fuertes mensuales?… ¡Ah! ¡no, no y no!…
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