Fantasmas de la ciudad
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Aitor Romero Ortega. Fantasmas de la ciudad
Aitor Romero Ortega
FANTASMAS DE LA CIUDAD
Índice
PRÓLOGO INVENTADO
CONEXIÓN MONTSERRAT. 1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
EL AEROPUERTO DEL SUR
NAIMA
HOTEL TORINO
LA COLMENA, UN CUENTO POPULAR URBANO
SPAGHETTI WESTERN. 1. NASHVILLE SKYLINE
2. DYLAN EN GRENOBLE
FANTASMAS DE LA CIUDAD
PUENTES DE BOSNIA
NOTA
Отрывок из книги
Aitor Romero Ortega nació en Barcelona en 1985. Estudió Ingeniería Industrial entre Barcelona y Lyon. Desde 2012 vive en Madrid. Ha obtenido una mención en la categoría de poesía experimental en el I Premio de Literatura Joan Brossa de la Universidad de La Habana y también es autor del poemario Avenidas de la Ciudad Desierta, inédito.
En 2015 publicó Deflagración, que fue seleccionada como finalista del Festival de Primera Novela de la ciudad francesa de Chambéry, en la categoría de lengua española.
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Algún tiempo después de haber leído la novela, estaba yo una noche en la cafetería de un teatro de Barcelona con el poeta chileno Bruno Montané, a quien en Los detectives salvajes Roberto Bolaño rebautizó como Felipe Müller. Veníamos de un recital del poeta mexicano Orlando Guillén en el Aula de Escritores y éramos unos cuantos allí. Hablábamos de temas banales, hasta que en un momento me giré hacia Bruno y le pregunté si era cierto que habían conocido a la bisnieta de Trotski en sus años de juventud en México DF. Dibujó una sonrisa que evocaba algo, aunque no sabría decir exactamente qué, y dijo muy flojito: ah, Verónica. Por un momento su mirada se perdió en alguna esquina del Paseo de la Reforma o de la calle Bucarelli, como si acabara de traerle a la memoria algo muy lejano y agradable. Después le pregunté si Verónica era guapa, qué autores traducía del ruso al español, si todavía escribía poesía, aunque no sabría decir si formulé las preguntas en ese orden. Entonces alguien del grupo dijo algo muy gracioso que hizo reír a todo el mundo y la conversación se perdió por otros derroteros, dispersándose todas aquellas preguntas en el aire.
En el texto Ernesto Guevara, el último lector de Ricardo Piglia encuentro el siguiente párrafo:
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