Memorias de un pesimista: Los relatos más emocionales de nuestra historia colombiana, vividos en persona por el reconocido político y periodista, Alberto Casas. Alberto Casas Santamaría es sin duda una de las figuras más emblemáticas del país en la política y los medios de comunicación. Su larga carrera profesional lo ha llevado a conocer de cerca y bajo una perspectiva bastante particular la historia de Colombia, pero también a diversos personajes, en especial a aquellos que más han influido en la política del país, en especial, a Álvaro Gómez Hurtado. Bajo la pluma de este excepcional periodista, podremos recorrer nuevamente episodios fuertes y determinantes para el país, pero desde una mirada mucho más personal y analítica. Estas memorias responden a una necesidad como periodista, político y abogado de dejar un legado que sirva a las nuevas generaciones para seguir luchando por un mejor país en donde la igualdad y la justicia sean los pilares de su sociedad.
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Alberto Casas Santamaría. Memorias de un pesimista
CONTENIDO
PRÓLOGO. Nuestra historia entre el sí y el no
INTRODUCCIÓN
LA FAMILIA Y EL COLEGIO
MI TÍO JESÚS
9 DE ABRIL
PATRIÓTICO ABUSO
LAUREANO GÓMEZ
13 DE JUNIO DE 1953
LA VIOLENCIA
EL SÍ Y EL NO
EL PACTO DE SITGES
EL FRACASO DE LOS ACUERDOS
MI PASO POR EL GOBIERNO
MÉXICO
VENEZUELA
Futuro colombo-venezolano
EL PERIODISMO
EL MINISTERIO DE CULTURA
TRISTEZA
EL PARAMILITARISMO
MARÍA EMMA MEJÍA
LOS EFECTOS NOCIVOS DEL SÍ Y DEL NO
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS AL PIE. LA FAMILIA Y EL COLEGIO
9 DE ABRIL
PATRIÓTICO ABUSO
LAUREANO GÓMEZ
13 DE JUNIO DE 1953
LA VIOLENCIA
EL SÍ Y EL NO
EL PACTO DE SITGES
EL FRACASO DE LOS ACUERDOS
VENEZUELA
MARÍA EMMA MEJÍA
LOS EFECTOS NOCIVOS DEL SÍ Y DEL NO
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PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
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Secuestraron al entonces candidato y futuro alcalde de Bogotá y presidente de la república, Andrés Pastrana Arango. Y el M-19, organización subversiva en trance de reintegrarse a la legalidad, secuestró a Álvaro Gómez. Era, para ellos, el mecanismo para convocar a la reflexión nacional y perfeccionar un acuerdo de paz.
Soportó el repugnante delito con fortaleza y dignidad. El primer mensaje que logra enviar desde el cautiverio es para su esposa, Margarita: “Hace quince días te vi por última vez. Estoy bien. Mi destino no está en tus manos, ni en la de nuestros hijos. ¡Tranquilízate! Está en las manos de Dios. Te quiero infinitamente. Álvaro”.