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Alejandro Imposti
Imposti, Alejandro
Metáforas somáticas / Alejandro Imposti. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Tercero en Discordia, 2020.
110 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-4116-50-5
1. Prosa Literaria. 2. Poesía Argentina. 3. Autoayuda. I. Título.
CDD A861
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ISBN 978-987-4116-50-5
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Impreso en Argentina.
A mis padres Alberto y Silvia
A mis hijos Malena, Lola y Santiago
Con amor…
Agradecimientos
Quiero agradecer en primer lugar a mi mujer María Julia, por estar.A Viviana Koldorff, por su generosidad y amorosidad para conmigo siempre.
A Camila Gerardini por hacer rodar al universo para que este libro vea la luz.
A Juan Canale por su aliento y compañía en los momentos de duda.
A Daniel Cuperman por las maravillosas conversaciones que me empujaron a buscar…
A Miguel Ángel Schiavo, mi maestro del corazón.
A Rosie Steudel, mi maestra del corazón.
A Celina Fuertes, incondicional del camino.
A mi familia, hermano, sobrinos.
A mis amigos de la vida,
del aikido,
del teatro,
del tenis.A mis alumnos de los que tanto aprendo y comparto.
A todos mis maestros que me han iluminado siempre.
A Jeff Foster, Eckhart Tolle, Bert Hellinger, Mooji, Pema Chodrom, Joan Garriga, Paul Auster, Alejandro Jodorowsky, Mike Boxhall y todos los que me inspiran diariamente con sus escritos.
Aprender con Alejandro es, para mí, relacionarme con lo experiencial. Es sentirme en compañía y me genera el bienestar de la transformación posible.
“El uso del lenguaje trae la metáfora”. El libro “Metáforas Somáticas” nos cuenta historias breves y sensoriales sobre la experiencia y lo fenomenológico. Escuchar el cuerpo, habilitarlo para habitarlo y comprender cómo es conversar con él.
Entonces, una de las preguntas que me surge es: ¿Qué hago con esta experiencia de mi ser conversacional, corporal y emocional?
Uno de los protagonistas del libro es el Aikido y aparece en metáforas como un recurso infinito para ayudar a dar respuesta a esta pregunta.
Siento que el libro, da inicio a un camino de exploración y aprendizaje que lleva a preguntarme, por ejemplo:
¿Cómo es la calidad de mi «hacer contacto»?
¿Cómo soy cuando escucho?
¿Cómo soy cuando me vinculo; cuando estoy presente; cuando estoy en detención?
¿Puedo nombrarlo?
¿Cómo soy cuando hago contacto, cuando estoy con un otro o con otros? ¿Cómo soy cuando estoy conmigo?
¿Qué espacios de mejora logro identificar?
¿Cómo seré en ese nuevo espacio?
¿Cómo es habitar ese nuevo espacio/tiempo?
¿Cómo reconozco y hago espacio a la energía presente para transformarla en otra cosa?
Deseo que disfruten el libro.
Saludos cordiales,
Juan Canale
Armar una reseña para un libro que invita a conmoverse no es tarea sencilla. Si pudiera elegir, quisiera que mis palabras tejan alas que acompañen a desplegar el vuelo de este primer libro de Alejandro.
Recuerdo la primera vez que le comente, tras leer un escrito compartido en una red social, lo conmovida que me sentía por la profundidad de las palabras que él adjudicaba a un alter ego. A lo que tímidamente contestó que eran reflexiones que juntaba para él mismo...
Con el tiempo, los textos empezaron a tener carácter propio, un rasgo tan particular, que con solo comenzar a leer referían al lector a ese rico mundo interno que la pluralidad de caminos habían trazado en su autor.
En cada uno de los textos, las palabras se desgranan en una cadencia propia, que invita a sumergirse en una sensibilidad sin edulcorar, en un recorrido de autoconocimiento expuesto sin vergüenzas ni dobleces.
Así, frontal en unos, dolido en otros, resiliente en todos, cada escrito es una invitación a reconocerse, a darse espacio, a encontrarse con eso que no es común ni usual: la verdad propia.
Hay un texto en particular, que lo siento casi propio, el número 50, ya que me permitió dar cuenta de que las resonancias en las búsquedas personales siempre encuentran una forma de presentarnos aliados del camino.
Es un inmenso placer que este libro vea la luz y acompañe el viaje de los peregrinos que se asomen a disfrutarlo.
Gracias Alejandro.
Viviana Ruth Koldorff