La crisis de la eurozona
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Andrea Ginzburg. La crisis de la eurozona
INTRODUCCIÓN
1. LA CRISIS DEL EURO: UNA CONSTRUCCIÓN INSTITUCIONAL DEFECTUOSA
2. EL DIVERGENTE DESARROLLO DEL CENTRO Y LA PERIFERIA EUROPEOS ANTES DE LA CRISIS: 1999-2008
3. FRANCIA: EL DECLIVE DE UN PAÍS CENTRAL
4. LA DOBLE RECESIÓN DE LA EUROZONA: INTERPRETACIONES Y POLÍTICAS
5. DESIGUALDAD, POBREZA E IMPORTACIONES: CENTRO, PERIFERIA Y MÁS ALLÁ
6. LAS REDES DE COMERCIO EUROPEO ENTRE EL CENTRO Y LA PERIFERIA
7. EL DEBILITAMIENTO DEL MOTOR DE CRECIMIENTO EUROPEO
8. LA INTERRUPCIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN LA EUROPA DEL SUR: UNA PERSPECTIVA CENTRO-PERIFERIA
9. UNA DIVISIÓN POLÍTICA: POLÍTICAS INDUSTRIALES EN EL «CENTRO» Y EN LOS PAÍSES «PERIFÉRICOS»
10. CONCLUSIÓN
AGRADECIMIENTOS
ÍNDICE DE FIGURAS
ÍNDICE DE TABLAS
Отрывок из книги
Introducción
PRIMERA PARTE. UNA PERSPECTIVA A MEDIO PLAZO
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El BCE intervino en diversas áreas durante la larga crisis: como prestamista de última instancia durante la crisis bancaria, asistiendo a los mercados financieros de los Estados miembros en su lucha contra la deflación. Al implementar estas «tareas técnicas», inevitablemente interfirió en las dimensiones fiscal y política. La separación de Maastricht entre la política monetaria y la fiscal es, y no puede ser de otro modo, una ficción legal. La restricción monetaria empeora la balanza fiscal, a través de una menor recaudación fiscal y mayores costes de la deuda; a su vez, las tensiones en los mercados de deuda soberana afectan a la economía real, a través del canal del préstamo bancario. Por otro lado, el incremento en la imposición —necesario para equilibrar el presupuesto— aumenta los precios. Por tanto, la política monetaria afecta a los precios solo de forma indirecta a través de su interacción con la política fiscal. La imposibilidad de desenmarañar los efectos de las políticas monetaria y fiscal permitió a las instituciones alemanas criticar al BCE por sus infracciones.
Durante el período 2008-2009, el eurosistema intervino para suavizar la presión sobre los bancos a través de una provisión generosa de liquidez, lo que evitó una crisis bancaria a gran escala: en octubre de 2008 se introdujeron las «subastas de adjudicación plena» para las operaciones de refinanciación a medio plazo (o MRO, por las siglas en inglés de medium refinancing operations), y en mayo de 2009 para las operaciones de refinanciación a largo plazo (o LTRO, de longterm refinancing operations). En lugar de fijar la cantidad total de crédito, el BCE anunció el tipo de interés y los «bancos solventes» podían endeudarse tanto como quisieran con sus bancos centrales nacionales, utilizando las garantías apropiadas y aplicando los recortes correspondientes. Los criterios de idoneidad de las garantías se relajaron significativamente.30 Mientras tanto, el BCE también trabajó para «convencer» a los países deudores de que se responsabilizasen de los excesos cometidos por sus bancos y se implicasen en las condiciones de las ayudas. A finales de 2010, el BCE empujó a Irlanda a solicitar un rescate utilizando la amenaza de cortar la provisión de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés).31 A finales de 2007, las instituciones monetarias y financieras de Irlanda habían acumulado una deuda externa bruta de alrededor del 400% del PIB32 (Febrero et al., 2016: 10, nota 5). Los bancos alemanes tenían una posición prominente en el préstamo a Irlanda: se les debía 139.000 millones de dólares —un 4,2% del PIB alemán— siendo Hypo Real Estate, que como consecuencia de la crisis tuvo que ser nacionalizada por el gobierno alemán, la empresa con una mayor exposición.33
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