Ganar sin ganar
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Andrés Dávila Ladrón de Guevara. Ganar sin ganar
Contenido
Introducción
Fútbol y cultura nacional*
Los previos al juego
Primer tiempo
Entretiempo
Segundo tiempo
En los vestidores
Subiendo por la escala de Milán (o la Ópera de los cuatro centavos)*
Colombia vs. Emiratos (2-0) (Redín, Valderrama)
Colombia vs. Yugoslavia (0-1) (Susic)
Colombia vs. Alemania (1-1) (Littbarski, Rincón)
Colombia vs. Camerún (1-2) (Redín, Milla, 2)
La nación bajo un uniforme: la selección Colombia, 1985-2001*
Fútbol y nación en Colombia: algunas cuestiones conceptuales
De jugar como nunca y perder como siempre a perder es ganar un poco
Discursos de nación alrededor de la selección Colombia
El triunfo y la derrota
El país en el triunfo
El país en la derrota
La selección Colombia en el triunfo
La selección Colombia en la derrota
Los jugadores en el triunfo
Los jugadores en la derrota
El rival en el triunfo
El rival en la derrota
Los técnicos y colaboradores en el triunfo
Los técnicos y colaboradores en la derrota
Los políticos en el triunfo
A modo de conclusión
El fútbol del milenio: a propósito del mundial, de la sociedad y de la vida bajo una mirada caleidoscópica*
Mundial, mundial
A jugar en aquel bucólico gramado
De la casa al trabajo: una parábola de la liberación femenina y la igualdad de géneros
La justicia en colores y tecnificada
Los vestuarios: ya no queda vida íntima
Las tribunas: lugar de comunión, de violencias y de civilización
¿Y dónde está el poder?
Fútbol, selección y nación: reflexiones y replanteamientos desde la derrota*
Recapitulando sobre el tema
Eliminaciones y cuestionamientos
Entre comparaciones y fronteras
¿Y ahora qué?
Retomando el hilo. Selección y nación en Colombia: ahora somos gracias a un argentino*
Fútbol y política en Colombia: reflexiones politológicas en un año mundialista*
No es la primera vez: como no sobra recordarlo, la historia cuenta
La alineación de los astros: entre futbologías y astrologías
El equipo, el equipo, el equipo de lo colectivo como fuente de potenciación de las individualidades
La utilización del fútbol o, más bien, su terca autonomía
De paradojas y coincidencias: el poder del fútbol y un plan decenal
De celebraciones y celebraciones: reconociéndonos en las buenas, con algunos excesos
Aprendimos a ganar, ¿aprendimos a perder?
Las colombianadas: de cómo reconocernos entre la vergüenza y el orgullo
Una nueva generación: saber ganar es algo más que saber competir
De perder es ganar un poco a ganar no solo moralmente, aunque también
La mancha amarilla
Conclusiones
Naciones en campo: fútbol, identidades y nacionalismos en América Latina*
Introducción
De una historia memoriosa…
La historicidad y lo geográfico del asunto: de preolímpicos, juveniles, suramericanos, copas América, olímpicos y mundiales
En el jardín infantil o con las madres comunitarias
Primero mi primaria
Madurar sin madurez: en una especie de bachillerato
Camino a la universidad
Imaginarios, sentidos, significados de nación. De merecimientos y triunfos simbólicos: ganar sin ganar
Antecedentes y constatación del ganar sin ganar
Sobre el triunfo y la derrota: los significados profundos
Disquisiciones sobre el ganar
Sobre el perder
Oposiciones mediáticas
De desafíos, excesos de confianza, excesos y decesos
Los costos (impagables) de ganar rotunda y contundemente
De canibalismos y amarguras, las contracaras de la viveza y la malicia indígena
Una resurrección muy poco valorada y una forma colombiana de perder
De una historia cíclica (o pendular)
A manera de un cierre que costó mucho
Referencias
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Ganar sin ganar
Nación e identidad en la selección de fútbol de Colombia
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El antídoto era claro: robarles el balón, jugarles a ritmo de bolero y extremar la marcación en zona y el funcionamiento de la línea y el fuera de lugar. Atacar sería la respuesta a unas avalanchas que, al no fructificar, los confundirían, los desgastarían y les harían perder los papeles. Solo que había que cuidarse hasta el último minuto. Un primer punto a favor fue la suspensión de Andreas Brehme, reemplazado por Pflügler.
Desde un principio, Colombia puso el partido en la nevera. Ciertamente, Alemania ya estaba clasificado y esto, sumado al inmenso favoritismo, los pudo hacer aflojar. Pero también es verdad que, desde el primer minuto, empezó el aplicado trabajo de Colombia en defensa y ataque. En los primeros quince minutos, se evitó que Alemania se acercara con peligrosidad. El pressing a los costados, el fuera de lugar y los anticipos de Higuita a Voeller y a Klinsmann desarmaron paulatinamente a los alemanes. Cada vez que Colombia recuperaba el balón intentaba retenerlo a uno o dos toques, pero sin afán. Tampoco se cayó en un exceso de faltas, y, por el contrario, al herir el orgullo alemán, ellos fueron los que pegaron sin consideración, favorecidos por un mediocre árbitro irlandés que solo creía en el dolor de los alemanes. Los colombianos triangulaban en todos los sectores y, aunque los alemanes apretaban la salida, la suficiencia individual ayudaba a superar la marca. En una sola ocasión, el gran ariete alemán Rudi Voeller hizo una genialidad y se la globeó de puntazo a Higuita. Higuita respondió y envió el balón por encima, luego de una espectacular estirada hacia atrás.
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