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Andrés Sánchez Bodas. Puliendo lentes
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. ANDRÉS. Centrados en el proceso: Cuaternidad relacional
2. LEO. Sobre lo cuaternario
3. ANDRÉS. Qué une, qué genera
4. LEO. Digestión de experiencias / enfoques
5. ANDRÉS. Metabólico
6. LEO. La experiencia de contacto
7. ANDRÉS. Quiasma y metastabilidad
8. LEO. Un reflejo en el río
9. ANDRÉS. Fluir
10. LEO. El testigo
11. ANDRÉS. Sincronicidad, neurociencias, lenguaje
12. LEO. Consciencia
13. ANDRÉS. Nuevas ventanas: ¿una consciencia colectiva?
14. LEO. Abrir la percepción
15. ANDRÉS. Sobre la ayuda mutua y la existencia
16. LEO. Evolución y ayuda mutua
17. ANDRÉS. Nosotrear
18. LEO. El rol en contexto
19. ANDRÉS. Cómo nos agrupamos
20. LEO. Lo pequeño, los gestos
21. ANDRÉS. Humanísticos
22. LEO. La médula de la experiencia
23. ANDRÉS. Distintas miradas
24. LEO. Lo descastado
25. ANDRÉS. Entramados
26. LEO. Lo que subyace
27. ANDRÉS. Compasión
28. LEO. Cómo somos
29. ANDRÉS. Influencias que integré
30. LEO. De poetas y mitos
31. ANDRÉS. Sobre lo profundo
32. LEO. La escucha en la incertidumbre
33. ANDRÉS. Un conversar organísmico
34. LEO. Algunas puertas apenas nombradas
35. ANDRÉS. La poesía lo dice todo
36. LEO. La traducción
37. ANDRÉS. Paso
38. LEO. El cruce de las aguas
39. ANDRÉS. Oriente Occidente
40. LEO. El miedo a la libertad
41. ANDRÉS. Liberarse
42. LEO. El tesoro del dragón
43. ANDRÉS. Nuestro desafío
44. LEO. Las ideas acuden
45. ANDRÉS. Concreto un modelo
46. LEO. El testigo atemporal
47. ANDRÉS. Aunque no la veamos, la consciencia ampliada siempre está
48. LEO. El árbol y el bosque
A MODO DE CIERRE QUE ABRE
APÉNDICE. Un modelo quiasmático
BIBLIOGRAFÍA
LOS AUTORES
Índice
Отрывок из книги
A mi padre, Dante, que me acunó con libros y cuentos del mar y puertos de posguerra.
A uno de mis grandes maestros, el Dr. Guillermo Steffen; con y desde él aprendí el método terapéutico del Ensueño Despierto, una enseñanza que me abrió el camino del trabajo con la imaginación.
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Y me encontré de arranque nomás con una fiesta de autores y corrientes que van subiendo a escena en un gran despliegue a lo largo de la obra: Spinoza, Rogers, Gendlin, Husserl, Heidegger, Bateson, Kurt Goldstein, Antonio Damasio, Merleau–Ponty, Roger Bartra, Allport, Freud, Jung, Fritz Perls, Levy Moreno, W. James, David Bohm, Bergson, Buber, Teilhard de Chardin, Nietzsche, Sartre, Kropotkin, Eugenio Carutti, Freud, Hobbes, Maturana, Francisco Varela, Viktor Frankl, Bauman, Byung–Chul Han, Mircea Eliade, Campbell, Budismo Zen, Taoísmo, y la lista sigue.
En este fluir vital que los autores proponen son muchas las vivencias que me invaden, los pensamientos que me surgen, las preguntas que me hago. Por lo pronto, la dinámica por ellos presentada me trae a la memoria un cuento coreano que alguna vez leí en un libro compilado por Jean–Claude Carrière. La historia hablaba de un amnésico que iba de camino con un bonzo al que hartó, preguntándole a cada momento su nombre y su destino. Pasaron la noche en la misma habitación del albergue, y a la mañana siguiente, un poco para vengarse de tan insufrible compañía, el bonzo despertó antes, se puso las ropas de su compañero y se marchó. Cuando el amnésico se levantó, se vistió con lo que encontró y al mirarse al espejo se dijo: “¡Oh!, he aquí al bonzo que estaba conmigo ayer, pero y yo, ¿dónde estoy? Es absolutamente necesario que me encuentre”. Y partió en su propia búsqueda. ¿Por qué asocio el cuento con la lectura de este texto? Porque –sin llegar obviamente al extremo del amnésico–, creo que cada lector/a, si quiere realmente aprehender lo que está leyendo (como en otros casos escuchando o viendo), tendría que “olvidar” de alguna manera lo ya conocido, “vaciarse”, para hacer lugar a los nuevos aprendizajes; y Andrés y Leo provocan esto con mucha maestría.
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