Описание книги
El final de una relación es siempre un momento difícil que inevitablemente causa sufrimiento a la expareja y a los hijos. Si además se le añaden, como ocurre a menudo, resentimiento, deseo de venganza y rabia, la mezcla puede resultar explosiva; no es casualidad que en la casuística relativa a los procesos de divorcio abunden las historias de destrucción personal, familiar y financiera.
Afortunadamente, desde hace unos años está ganando terreno la práctica colaborativa, un método no contencioso para la resolución de las controversias centrado en las partes y guiado por ellas. Con el apoyo de un equipo interdisciplinar de profesionales, los dos miembros de la expareja redescubren su capacidad para comunicarse eficazmente y para encontrar ellos mismos las soluciones más ventajosas, en lugar de dejar que un juez tome las decisiones sobre el futuro de su familia. El acuerdo así alcanzado refleja exactamente su voluntad: porque ¿quién es más competente para resolver las divergencias en una separación que los propios cónyuges?
Este libro, una guía completa sobre la práctica colaborativa, se dirige no solo a las parejas a punto de separarse, sino también a todos los profesionales que se enfrentan a las crisis familiares, como juristas, psicólogos y asistentes sociales.
Afortunadamente, desde hace unos años está ganando terreno la práctica colaborativa, un método no contencioso para la resolución de las controversias centrado en las partes y guiado por ellas. Con el apoyo de un equipo interdisciplinar de profesionales, los dos miembros de la expareja redescubren su capacidad para comunicarse eficazmente y para encontrar ellos mismos las soluciones más ventajosas, en lugar de dejar que un juez tome las decisiones sobre el futuro de su familia. El acuerdo así alcanzado refleja exactamente su voluntad: porque ¿quién es más competente para resolver las divergencias en una separación que los propios cónyuges?
Este libro, una guía completa sobre la práctica colaborativa, se dirige no solo a las parejas a punto de separarse, sino también a todos los profesionales que se enfrentan a las crisis familiares, como juristas, psicólogos y asistentes sociales.