Despertar leones
Описание книги
El doctor Eitan Green es una persona honesta y un gran médico, dedicado a salvar vidas. Una noche, manejando su jeep a toda velocidad en el desierto, atropella a un hombre, un inmigrante africano. El hombre muere y el doctor Green, preso del pánico, se fuga. Al día siguiente, una mujer bella, misteriosa y de piel negra golpea a la puerta de la casa de Eitan y le entrega un portafolio que había perdido en el lugar del accidente. La mujer lo chantajea pero no le pide dinero sino que lo conduce a lugares, unos reales, otros íntimos, que el doctor Green jamás había imaginado que podría explorar.
Despertar leones es una novela que transcurre al filo del suspenso, implicando al lector en una reflexión sobre la fragilidad de los principios morales, sobre la vergüenza y los deseos prohibidos que acechan dentro de cada uno de nosotros; un texto potente, universal e íntimo que ve y arroja luz sobre esa zona nebulosa del alma que se pregunta: «Y tú, ¿qué has hecho?»
Отрывок из книги
Ayelet Gundar-Goshen
Despertar leones
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Pero al abrir la puerta se sorprendió al constatar cuán despierto se sentía. Un último resabio de noradrenalina que había quedado en un estante olvidado del cerebro le produjo una inesperada implosión de energía. La luna llena brillaba prometedora. Al poner en funcionamiento el jeep, el motor bramó interrogando: ¿quizás esta noche?
Repentinamente decidido, dobló a la izquierda en vez de a la derecha, en dirección a las colinas al sur de la ciudad. Una semana antes de la mudanza, había leído en Internet sobre un recorrido especialmente desafiante para jeeps, no lejos del kibutz Telalim. A esa hora, con las rutas vacías, en veinte minutos estaría allí. Percibió el ronroneo de placer del motor cuando superó los ciento veinte kilómetros por hora. Por primera vez desde hacía largas semanas, sonreía. La sonrisa se convirtió en real alegría cuando descubrió, a los dieciocho minutos nada más, que el recorrido recomendado junto al kibutz Telalim no lo decepcionaba. La enorme luna inundaba el blanco camino de tierra y las ruedas del jeep avanzaban vertiginosas hacia las profundidades del desierto. Cuatrocientos metros más adelante, se detuvieron chirriando. En medio del camino se alzaba un enorme puercoespín. Eitan estaba convencido de que huiría, pero el animal lo miraba y no se movía. Ni siquiera erizaba sus púas. Tendría que contárselo a Itamar. Dudó un instante, pero renunció a sacar el celular y fotografiarlo. El puercoespín que tenía enfrente no alcanzaba el metro de longitud, y el que le describiría a Itamar superaría el metro y medio. Este no erizaba sus púas, y el del cuento las dispararía a diestra y siniestra. Este no emitió sonido alguno, y el suyo diría: “Perdón, ¿me puede decir la hora?”.
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