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Bernardo Guerrero Jiménez. Vida, pasión y muerte en Pisagua
VIDA PASIÓN Y MUERTE EN PISAGUA
Agradecimientos
Presentación
Pisagua: Un gran cementerio con vista al mar (Carta a Freddy Taberna)
Pisagua: Durante la Guerra del Pacífico
1.- Introducción
2.- Antecedentes Históricos
3. La Guerra del Pacífico
4. Pisagua y la Guerra Civil de 1891
Pisagua: En el Ciclo Salitrero
1.- De Caleta a Puerto Mayor
2.- La Bonanza Salitrera
3.- El Principio del fin
Pisagua en los tiempos de González Videla
Pisagua en los tiempos de Pinochet
Los días previos
El 11 de Septiembre y los días siguientes
La subida a Pisagua
La llegada a Pisagua
Torturas y golpes (una práctica cotidiana)
La muerte llega a Pisagua
Un adiós y un mensaje(La muerte de Freddy y los otros)
Epílogo a esos días tristes
Pisagua: 1984 – 1985
Introducción
Las primeras noticias de lo que ocurría
Mi primera visita al Campamento
La situación se complica, aumento del número de relegados
Una Navidad diferente
Cambio de Situación de Relegados a Personal con Permanencia Forzosa
Un intento de fuga
Una visita inesperada
Los primeros liberados
Conclusión
Pisagua: Junio de 1990
Pisagua en la literatura
Palabras iniciales
Pisagua un silencio de muerteUn grito de vida
El hombre y sus circunstanciasSu entorno. El tiempo
Pisagua, paisaje Pampa y Mar
Pisagua, Hombre Circunstancia y Tiempo
Palabras finales, respetuosamente propositivas
Pisagua nuestro de cada día
Pisagua: Los muertos que vos matasteis gozarán de buena salud o la verdadera historia de Johnny Good
Prefacio
1. Una idea inicial
2. Hipótesis central
3. Propuesta
3.1 Pisagua como espacio educativo
3.2. Escuela para los derechos humanos
3.3 Pisagua como Centro de Capacitación en artes de la Pesca Artesanal
3.4 Pisagua como centro de recreación social
4. Condición básica
5. Conclusiones
Pisagua. Fotografías en secuencia histórica
Notas
Отрывок из книги
Bernardo Guerrero Jiménez
Lautaro Núñez Atencio, Luis Gómez Morales, Mario Zolezzi Velásquez, Luis Muñoz Orellana, Héctor Taberna Gallegos, Javier Prado Aránguiz, Nelson Muñoz Morales, Laura Salinas Cerpa, Bernardo Guerrero Jiménez y Juan Podestá Arzubiaga.
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Frente a ello, creo que la justicia, la verdad y el castigo, por muy dolorosos que sean, es la mejor lección para ello. Parecemos que vivimos tensados entre una suerte de “realismo político” y de “excesiva ideologización” cuando tratamos temas como el de Pisagua. Y pareciera que ambos extremos han de ser necesariamente poco viables para el afán de aprender del dolor.
Este “realismo político” que nos hace pensar que cualquier acción de enjuiciamiento a los responsables de esos crímenes pueden poner en duda nuestro frágil sistema político democrático, nos hace demasiado dependiente del fantasma del golpe de Estado, que vive agazapado en cada cuartel. Este “realismo político” conduce más que nada a la inmovilidad, y favorece, por supuesto, a los sectores comprometidos con estos crímenes.
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