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"En México, tan sólo en los últimos veinte años se han extraído más minerales «„preciosos“» que durante toda la época colonial. Los altos precios en el mercado justificaron esta práctica –en el país y en toda América Latina– junto con otras sin precedentes, como la explotación de la naturaleza pese al daño irreversible a los ecosistemas.
El argumento de los gobiernos para permitirlo era enmendar tres promesas incumplidas: erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y promover el «„desarrollo“», pero sin atender el otro lado de la ecuación: el extractivismo provoca tremendos conflictos sociales y ecológicos, y Latinoamérica es la región con más incidencia de éstos en el mundo.Desde esta perspectiva, el Dawid Bartelt acude a los hechos y expone que los discursos políticos no evitan que la naturaleza sea vista como un «„recurso“» (en la minería y la agroindustria) para «„salvar“» el presente a costa del futuro.
De manera concisa, llega a la matriz del conflicto: la diferencia entre comprender la pertenencia al territorio o ser propietario de éste. Dicho de otra forma: las transnacionales (y los gobiernos que las invitan y subsidian) ven una simple explotación donde los habitantes contemplan el arraigo y el espacio en que desarrollan su vida.Acompañan la investigación dos valiosas colaboraciones (una de Gustavo Esteva y otra de Aleida Azamar Alonso) que nutren la discusión desde el ecofeminismo, la construcción de la desigualdad, y proponen nuevas rutas de participación social."
El argumento de los gobiernos para permitirlo era enmendar tres promesas incumplidas: erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y promover el «„desarrollo“», pero sin atender el otro lado de la ecuación: el extractivismo provoca tremendos conflictos sociales y ecológicos, y Latinoamérica es la región con más incidencia de éstos en el mundo.Desde esta perspectiva, el Dawid Bartelt acude a los hechos y expone que los discursos políticos no evitan que la naturaleza sea vista como un «„recurso“» (en la minería y la agroindustria) para «„salvar“» el presente a costa del futuro.
De manera concisa, llega a la matriz del conflicto: la diferencia entre comprender la pertenencia al territorio o ser propietario de éste. Dicho de otra forma: las transnacionales (y los gobiernos que las invitan y subsidian) ven una simple explotación donde los habitantes contemplan el arraigo y el espacio en que desarrollan su vida.Acompañan la investigación dos valiosas colaboraciones (una de Gustavo Esteva y otra de Aleida Azamar Alonso) que nutren la discusión desde el ecofeminismo, la construcción de la desigualdad, y proponen nuevas rutas de participación social."