Discursos privados II
Описание книги
Demóstenes inició su actividad oratoria como logógrafo o abogado en casos particulares que componía discursos para las partes; paulatinamente se advierte un desplazamiento hacia los asuntos públicos que culminará en su serie de grandes discursos contra Filipo de Macedonia. Demóstenes (Atenas, 384 a.C.-Calauria, 322 a.C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a.C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. La importancia de la oratoria en su tiempo era enorme, puesto que en la justicia ateniense lo decisivo era la habilidad de acusador y demandado en la presentación del caso (en Grecia era la parte, no su abogado o logógrafo, quien hablaba ante el jurado, si bien de costumbre su parlamento consistía en un discurso que le había escrito el segundo). Demóstenes brilló como nadie en este campo. Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien una docena parece de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. En cuanto cumplió la mayoría de edad presentó una demanda contra sus tutores, que habían dilapidado el patrimonio familiar de su difunto padre, miembro de la clase mercantil enriquecido con el comercio de las armas, y que le había legado al morir (teniendo siete años) sus bienes en fideicomiso. Contra ellos pronunció cinco discursos: tres contra Afobos y dos contra Ontenor, y logró recuperar una parte de su herencia. Demóstenes se dedicó después a redactar discursos para su utilización en pleitos privados de terceras personas, y tuvo mucho éxito en su profesión. Los últimos discursos privados de Demóstenes anuncian ya su creciente interés por los asuntos públicos: Contra Androcio y Contra Leptino atacan a individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates denuncian situaciones de corrupción.
Отрывок из книги
XLV
CONTRA ESTÉFANO, POR FALSOS TESTIMONIOS, I
.....
Ese sujeto presentó este escrito de contestación, que debéis recordar vosotros y no considerar más dignas de crédito que las leyes y lo por él escrito en la contestación las historias que, para engaño vuestro, ahora serán por este tipo referidas.
[47] Oigo decir, además, que ellos hablarán también de las razones por las que ejercité la acción de un principio y me acusarán de que fueron calumnias. Yo ya os hablé y expliqué de qué modo inventó el arrendamiento para adueñarse del capital de la banca, pero de lo demás no podría hablaros y, a un tiempo, redargüir a estos sujetos respecto del testimonio, pues [48] no tengo suficiente agua. Que tampoco vosotros querríais con razón oírles hablar de estos mismos temas, lo sabréis consecuentemente si calculáis para vosotros mismos que ni ahora es difícil hacer alegaciones relativas a acusaciones que no se han formulado, ni entonces lo fue salir absuelto por haber hecho leer unos testimonios falsos. Pero nadie admitiría que fuera justa ni una ni otra de estas dos actitudes, sino lo que yo requiero ahora. Cuando hayáis oído, juzgad. [49] En efecto, yo exijo que ellos no busquen hoy las pruebas de que me privaron relativas a mis reclamaciones, que habría sido justo que hubiesen sido expuestas, sino que demuestren que son veraces los testimonios con los que me lo impidieron. Si cuando ejercite una acción sobre el fondo me exigen que refute los testimonios y, cuando proceda contra éstos, me ordenan hablar de las reclamaciones de un principio, no dirán cosas justas ni para vosotros convenientes. En efecto, vosotros habéis jurado juzgar no [50] acerca de lo que pretenda el acusado, sino en materia de las mismas cuestiones por las que sea la acusación. Forzoso es que esto se muestre en la fórmula de acción del actor, acción por falso testimonio que yo contra éste he ejercitado. No hable, pues, de cuestiones por las que no es procesado, dejando a un lado aquello, ni vosotros se lo toleréis si este sujeto tiene esa desvergüenza.
.....