El paralelo etíope
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Diego Olavarría. El paralelo etíope
EL PARALELO. ETÍOPE
INTRODUCCIÓN. EL SIGLO DE ETIOPÍA
FANTASMAS DE ADÍS ABEBA. LA CAPITAL
PIAZZA
ITEGUE TAITU
HILTON
SHERATON
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ETIOPÍA
ITEGUE TAITU, II
PALACIO DEL JUBILEO
CATEDRAL DE LA SANTA TRINIDAD
PIAZZA, II
YOMI
OSLO CAFÉ
MERKATO
ITEGUE TAITU, III
BASURA
OBELISCO DE LA PLAZA DE LA AMISTAD ETIOPÍA-CUBA
LA EMBAJADA ITALIANA
ITEGUE TAITU, IV
WOLDE
PIAZZA, III
SUEÑO DE TAITU
EL ÚLTIMO FANTASMA
MUSEO DE HISTORIA NATURAL
EL PLANETA DE LOS SIMIOS
OMO SAPIENS. I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X. MURSI
CERCA DE ENTOS IYESUS
DOS DÍAS Y UNA NOCHE EN AKSUM. I. EL IMPERIO DE LAS MOSCAS
II. NATI
II. DE NOCHE EN AKSUM
IV. OBELISCOS
FRAGMENTOS DE LA CIUDAD DE PIEDRA
HARAR. I. ALGUNAS NOTAS HISTÓRICAS SOBRE HARAR
II. LA PARTE DEL POETA
III. MISERIA ESPLÉNDIDA
DE TURISTA EN LAS MONTAÑAS SIMIEN. I. LOS EXPLORADORES DEL LODGE
II. IBEX
ÍNDICE
Отрывок из книги
EL PARALELO ETÍOPE
En los diez años desde esos apuntes el país ha vivido una metamorfosis social impresionante. Aunque no he regresado para verlo con mis propios ojos, me basta leer los números y las noticias para saber que la Etiopía de hoy dista de la nación que visité. Por ejemplo: Adís Abeba se ha llenado de rascacielos y ahora tiene un tren elevado –financiado por capital chino– que le cambió el rostro a la ciudad. El país celebró elecciones democráticas en 2016, eligiendo como primer ministro a Abiy Ahmed, quien al poco tiempo firmó la paz con Eritrea. Las cifras anuncian transformaciones: el PIB per cápita prácticamente se duplicó en la última década, la población alcanzó los ciento catorce millones de habitantes (así, Etiopía superó a Egipto en población y es hoy el segundo país más habitado de África) y la tasa de penetración de internet pasó del 1,1% al 25%. En otras palabras: muchos de los monjes, guerreros y soldados que conocí hace diez años hoy seguro andan con smartphone.
.....
Otra cosa que ha cambiado sustancialmente desde que escribí este libro –y Etiopía tiene poco que ver aquí– está en la forma en que narramos y nos contamos los viajes. Son menos quienes buscan narrativas literarias de un país, y muchos más los que buscan el relato en las redes sociales; ahí con frecuencia consumen fotografías y videos donde la realidad se confunde con el montaje. Esa idea del viaje como una colección de «contenidos digitales», combinada con discursos bienpensantes que ven en el acto de emitir juicio sobre culturas ajenas una suerte de pecado colonial imperdonable, ha convertido la literatura de viajes en un género problemático: ¿qué pueden decirnos unos escritores –la mayoría hombres, la mayoría blancos– acerca de países que ni son los suyos? ¿Por qué nos señalan las fallas del mundo cuando podrían limitarse a tomarle foto a un atardecer o a un templo?
Ante la avalancha de los contenidos de viaje feel good –historias seudoconmovedoras, fotos de comida gourmet en sitios recónditos, supermodelos en tanga ante un paisaje– el recordatorio de que vivimos en un mundo imperfecto es, a mi juicio, más necesario que nunca. Reparar en las desigualdades y las paradojas de los sistemas globales contemporáneos es parte tan natural del viaje como lo son la curiosidad y la fascinación. En un mundo imperfecto, los viajes no pueden ser sino también una forma de adentrarse en esas imperfecciones. Las narrativas viajeras que relegan lo controversial y lo incómodo convierten el acto de viajar en algo inocuo y banal. Es decir, en una forma de la mentira. Y eso es imperdonable.
.....