Historia romana. Libros XLVI-XLIX
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Dion Casio. Historia romana. Libros XLVI-XLIX
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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 393
Para la presente traducción nos hemos basado en la edición de Boissevain, a través de texto ya depurado por E. Cary, en la colección «Loeb Classical Library», Cambridge, Massachusetts, Londres, 1917. También hemos tenido en cuenta las ediciones, en la colección «Belles Lettres», de V. Fromentin y E. Bertrand, París, 2008, para el libro XLVI y de M.-L. Freyburger y J.-M. Roddaz, París, 2002, para los libros XLVIII y XLIX. Las divergencias con respecto a la edición de E. Cary, muy pocas, se indican en nota a pie de página.
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»A vosotros os dije esto para que supierais que habéis deliberado [25 ] correctamente. Y en cuanto a Cicerón me bastaría con destacar los siguientes puntos: que cuando sucedieron todos esos hechos él estaba presente y votó con nosotros esas decisiones, y que Antonio ni tenía ningún soldado ni en absoluto podía amenazarnos con algo espantoso, lo cual podría habernos impedido tomar alguna decisión conveniente. Pero si entonces callaste, [2] dime ahora, ¿qué teníamos que haber hecho nosotros si las cosas estaban así? ¿Dejar las legiones sin mando? ¿Cómo no iban a causar innumerables males en Macedonia y en Italia? ¿Poníamos al frente a algún otro? Pero ¿a qué otro habríamos encontrado [3] más idóneo y adecuado que Antonio, que era el cónsul, el que dirigía todos los asuntos de la ciudad, el que tanto vigilaba nuestra concordia, el que daba innumerables muestras de buena voluntad [4] para con la comunidad? ¿O elegíamos a uno de los asesinos? Por lo demás, ni siquiera para ellos era seguro vivir en Roma. ¿Elegíamos a alguno de los que estaban en el bando contrario de estos 78 ? Todos sospechaban de esos otros. Y, aparte de Antonio, ¿quién había más digno o quién sobresalía en experienda? [5] Pero tú estás indignado porque no te elegimos. Pero ¿qué cargo desempeñas ahora? ¿Qué cosa no te habrías atrevido a hacer con armas y soldados, tú, que perturbaste tanto y hasta tal punto la ciudad bajo tu consulado con esas antítesis a las que [26 ] recurres, lo único en lo que eres un maestro consumado? Pero vuelvo sobre lo mismo: que también estabas presente en esos momentos, cuando se tomaron aquellas decisiones, y nada dijiste en contra, sino que estuviste de acuerdo con todas ellas por ser evidente que eran las mejores y además necesarias. Y en modo alguno estabas falto de libertad de expresión, pues mucho ladras [2] en vano. Tampoco temías a nadie. ¿Cómo podrías temer a uno desnudo, tú, que no temes a un hombre armado? ¿Cómo podrías temer a un hombre solo, tú, que no temes al que tiene tantos soldados 79 ? Porque al menos tú te vanaglorias de esto, de que, según dices, desprecias la muerte 80 .
[3] »Estando así las cosas, ¿quién os parece que actuaba más injustamente, Antonio, que dosificaba los poderes que le fueron concedidos por vosotros, o César (Octavio), que se rodeaba de tanta fuerza propia 81 ? ¿Antonio, que ha partido para hacerse cargo del poder que le ha sido encomendado por nosotros, o (Décimo) Bruto 82 , impidiéndole llegar a la región 83 ? ¿Antonio, que [4] quiere obligar a nuestros aliados a cumplir nuestros decretos, o los aliados, que no reciben al gobernador que les hemos enviado, pero acogen a quien ha sido apartado por vuestros decretos? ¿Antonio, que mantuvo juntos a nuestros soldados, o los [5] soldados, que abandonaron a su jefe 84 ? ¿Antonio, que no dejó entrar en Roma a ninguno de los soldados que le fueron entregados por nosotros, o César (Octavio), que trajo hasta aquí mediante soborno a soldados que eran antiguos veteranos? Yo creo [6] que no se necesitan más palabras para demostrar que Antonio ha llevado a cabo rectamente todo lo que le hemos ordenado, mientras que esos deben ser castigados por lo que se atrevieron a hacer por iniciativa propia. Por eso os hicisteis proteger con los [7] soldados, para deliberar con seguridad sobre la situación del momento, no por causa de Antonio, porque pudiera hacer algo en su provecho u os provocara temor por algo, sino por causa de aquel 85 que ha reunido una fuerza contra Antonio y en muchas ocasiones mantiene muchos soldados en la propia Roma.
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