Adán y Eva en el paraíso
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Eca de Queiros. Adán y Eva en el paraíso
Adán y Eva en el paraíso
Índice
ADÁN Y EVA EN EL PARAÍSO
I
II
III
UN POETA LÍRICO
EN EL MOLINO
CIVILIZACIÓN
I
II
III
IV
V
EL TESORO
I
II
III
FRAY GENEBRO
I
II
SINGULARIDADES DEUNASEÑORITARUBIA
I
II
LA NODRIZA
EL DIFUNTO
I
II
III
IV
V
JOSÉ MATÍAS
LA PERFECCIÓN
I
II
III
IV
¡EL SUAVE MILAGRO!
Отрывок из книги
Eça de Queirós
Publicado por Good Press, 2022
.....
Era toda la Animalidad del Paraíso que, sabiendo que el Primer Hombre hallábase dormido, sin defensa, en un bosque desierto, corría con la inmensa esperanza de destruirlo y eliminar de la tierra la Fuerza Inteligente, destinada a someter a la Fuerza Bruta. Sin embargo, en aquella pavorosa turba que humeaba, se atropellaba al borde del claro, en donde Adán dormía sobre la menta y la malva, ninguna fiera avanzaba. Relucían los fieros dientes, fieramente amenazadores; todos los cuernos acometían; cada garra salida despedazaba con ansia la tierra blanda; y los picos, desde lo alto de las ramas, atravesaban los hilos de la luna con picotazos hambrientos... Mas ni ave descendía, ni fiera avanzaba, porque al lado de Adán velaba una Figura seria y blanca, de blancas alas cerradas, los cabellos sujetos con un aro de estrellas, el pecho guardado por una coraza de diamante, y las dos refulgentes manos apoyadas en el puño de una espada que era de lumbre, y vivía.
Despuntó la aurora con ardiente pompa, comunicando a la tierra alegre, a la tierra bravíamente alegre, a la tierra aún sin andrajos, a la tierra aún sin sepulturas, una alegría superior, más grave, religiosa y nupcial. Adán despertó; y restregándose los párpados, en la sorpresa de su despertar humano, sintió sobre el costado un peso dulce y suave. En aquel terror, que desde los árboles no desamparaba su corazón, saltó, y con tan ruidoso salto, que por la selva, los mirlos, los ruiseñores, las currucas, todos los pajaritos de fiesta y de amor, despertaron y rompieron en un canto de congratulaciones y de esperanzas. Y ¡oh maravilla! delante de Adán, y como despegado de él, estaba otro ser, a él semejante, pero más esbelto, suavemente cubierto de un pelo más sedoso, que lo contemplaba con grandes ojos lustrosos y líquidos. Una cabellera rubia, de un rubio tostado, caía en espesas ondas hasta sus caderas redondeadas, en una plenitud armoniosa y fecunda. De entre los brazos, que cruzara, surgían abundantes y erguidos los dos pechos de color de madroño, con un vello crespo orlando la mamila, que se enristraba entumecida. Y rozando, con un rozar lento, con un rozar muy dulce, las rodillas peladas, todo aquel sedoso y tierno ser ofrecíase con una sumisión embelesada y lasciva. Era Eva... ¡Eras tú, madre venerable!
.....