La sirena negra
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Emilia Pardo Bazán. La sirena negra
La sirena negra. Emilia Pardo Bazán
Отрывок из книги
En la esquina de la Red de San Luis y el de Gracia, me separé del grupo que venía conmigo desde el Teatro de Apolo, donde acabábamos de asistir a un estreno afortunado. Si hablase en alta voz, hubiese dicho «grupo de amigos», pero, para mi sayo, ¿qué necesidad tengo de edulcorar la infusión? Espero no poseer amigo ninguno; no tanto por culpa de los que pudieran serlo, cuanto por la mía. Si alguna vez me he dejado llevar del deseo de comunicación, de expansión, de registrarme el alma y enseñar un poco de su oscuro contenido, a la media hora de hacerlo estaba corrido y pesaroso, según estaría un sacerdote hebreo que hubiese permitido a un profano tocar al arca de alianza.
Por lo mismo, me guardé de terciar en la polémica que armaron sobre «la idea» de la obra. La tal idea es ya para mí una persona de toda confianza: por sexta vez en este invierno la aprovecha un autor. Según los recitados, cantares y diálogos de la zarzuelilla, la vida es buena, la alegría es santa y los que no andan por ahí chorreando satisfacción son unos porros. No sé por qué (acaso por efecto de la discusión trabada entre los del grupo, y que me golpeó en el cerebro con redoble de martillazos secos y ligeros sobre una placa sonora), la cuestión, en aquel momento, me preocupaba. Ningún problema, para el que vive, revestirá mayor interés que este de la calidad de la vida.
.....
—No se explica... Trate usted, por lo menos, de que yo acierte a descifrarlo.
—Creo que no podrá usted. Esto se descifra mediante un impulso, una corazonada. No haciéndose cargo de pronto, es ya difícil... ¡En fin! —Y resoplé desalentado—: ¿No hay mil cosas inexplicables? Figúrese usted que le pidiesen explicaciones del por qué quiere un hombre a una mujer; del por qué nos es simpática una persona, y otra insufrible... A mí ese niño me ha dado la grata sorpresa de inspirarme un interés que me... me distrae de otros pensamientos... algo... algo peligrosos; ¿te enteras, Trini? —Y al brusco tuteo, uní la caricia inesperada, un estrujón, un raspón a la mano contra mi bigote. Ella se encendió, su respiración se apresuró, y dijo balbuciente: —No, Gaspar... No me entero... Pero es lo mismo. ¿Qué pretende usted? ¿Qué desea usted de mí? A ver si hay medio...
.....