Jacky, el oso de Tallac y otros cuentos
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Ernest Thompson. Jacky, el oso de Tallac y otros cuentos
Nota al lector
Prefacio
Los dos manantiales
Los manantiales y la presa del minero
El remanso de truchas
El riachuelo que se hundía en la arena
El río que bordeaba la ladera
La presa rota
El arroyo
Rugidos en el cañón
Fuego y agua
El torbellino
El pasil
Remolinos, agua y una inundación
El canal cada vez es más profundo
La catarata
La inundación espumosa
Sin acceso al mar
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
El oso johnny
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Tito, la historia del coyote que aprendió cómo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Por qué el carbonero se vuelve loco una vez al año
Отрывок из книги
Este libro está dedicado al recuerdo de los días que pasé entre los pinos del Tallac, donde, junto a una hoguera, escuché este relato épico.
Un recuerdo agradable me trae la imagen a la cabeza, clara, vívida: los veo sentados, uno de ellos pequeño y poca cosa, y, el otro, alto y fornido, el líder, el guía, montañeros rudos los dos. Fueron ellos quienes me contaron esta historia, poco a poco, frase a frase. Se sentían preparados para hablar, pero no sabían cómo hacerlo. Eran parcos en palabras; palabras que, además, habríamos considerado vacías en un papel, carentes de sentido, sin ver los labios fruncidos, sin siseos ni bufidos, sin el brutal rugido contenido con maestría humana, sin el chasquido y los tirones de las muñecas, sin el fulgor de los ojos grises, que fue lo que de verdad me contó esta historia, pues las palabras no pasaron de ser un mero titular. También hablaron de un tema más sutil aquella noche, un tema que no parecía que estuviera allí, pero que se leía entre líneas y, escuchando el rudo relato, oí con claridad el canto de los pájaros nocturnos en la tormenta y entre el brillo de la mica capté el destello del oro, dado que la suya era una parábola con la típica energía de las historias de las montañas que, no obstante, se desvanece cuando desciende a las llanuras. Me hablaron de cómo crecen las gigantescas secuoyas a partir de una semilla diminuta; de la avalancha que, nacida de un copo de nieve, crece en los picos y se lanza desde ellos, para ir perdiendo vigor y morir en los llanos. Me hablaron del río que teníamos a nuestros pies, de cómo iba creciendo, de cómo empezaba siendo un regato en la zona más alejada del Tallac y de cómo iba convirtiéndose en un arroyo primero, en un riachuelo después, en un río luego, en un gran río, en un torrente que bajaba desde las montañas hasta la llanada para encontrar un final tan extraño que solo los sabios son capaces de creerlo. Yo lo he visto. Ahí lo tienes, el río, el maravilloso río que no cesa pero que, al mismo tiempo, nunca llega al mar.
.....
El cazador empezó a poner la cabaña en orden. Fue a la despensa y recogió los restos de las provisiones. A decir verdad, aún se podían aprovechar bastantes de ellas. Pasó junto a la caja en la que solía dormir Jack... ¡Pero cuánto silencio! Se fijó en la zona de la puerta que Jack acostumbraba a rascar para entrar y empezó a pensar en que jamás volvería a oír el ruido que hacía el oso... pero se dijo que «s’alegraba l’hostia d’ello». Se entretuvo con esto y con aquello durante algo más de una hora y, de súbito, corrió hasta su poni, montó de un salto y salió al galope por el camino, en pos del desconocido. Espoleó al poni para conseguirlo cuanto antes y, en cosa de dos horas, alcanzó el tren de provisiones en el cruce del río.
—¡Oye, compañero, que m’he equivocao! ¡No debería’berte vendío los ositos! Al menos, no a Jacky. Reculo. Quiero deshacer el trato. Toma, tus moneas.
.....