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Eugene Peterson. Correr con los caballos
Contenido
1 ¿Cómo competir con los caballos?
Sed por la integridad
Un modelo de Hombre
Una búsqueda por la excelencia
Compitiendo con caballos
2 Jeremías
¿Qué hay en un nombre?
Un camino de esperanza
3 Antes
El primer movimiento
Eligiendo equipo
El Gran Dador
Dignidad y disposición
4 Soy sólo un muchacho
Súplica inadecuada
Una vara de almendro
Una olla hirviendo
Moldeado por las visiones
5 No confíes en palabras de mentira
Las reformas de Josías
Un asiento en primera fila
Sólo una reforma superficial
Nacer de nuevo, Nacer de nuevo, Nacer de nuevo
Imágenes sin sustancia
Una carrera para toda la vida
6 Desciende a casa del alfarero
Maestro de la imaginación
La vasija estropeada
Esperanza y advertencia
Dios el alfarero
7 Pasur azota a Jeremías
Expectativas conflictivas
El predicador popular
Paz, Paz, y no hay Paz
Ego despótico
Terror por todas partes
Un muro de bronce
8 Mi herida incurable
Un profeta de oración
La intimidad de la oración
La soledad
El dolor
El enojo
Arrepentimiento
Prioridades reestablecidas
Renovación
Corriendo la carrera
9 Veintitrés años… sin cesar
Un corazón preparado
Nuevas cada mañana
10 Toma un rollo en blanco y escribe en él
La piqueta de Deuteronomio
La piqueta de Jeremías
La Palabra en crisis
La quema del rollo
La farsa de la indiferencia
11 La casa de los recabitas
Inmune a las multitudes
El gremio de los recabitas
Una invitación a comer
Una gente disciplinada
La vida en relación con Dios
Más grande, pero más pequeño
12 Carta a los exiliados
Falsas visiones
Una carta de Jeremías
Una vida plena
Invitación y promesa
13 Capitán… Rey… Eunuco
Irías el capitán
Sedequías el rey
Ebed-melec el eunuco
14 Compré el campo de Anatot
Bíblico y práctico
La practicidad de Jeremías
El campo de Ananot
Vivir con esperanza
Siendo prácticos
15 Contra las naciones
Una villa global
Profeta a las naciones
Advertencia y Juicio
Contra las naciones
16 En tierra de Egipto serán exterminados
La alternativa egipcia
La claridad de la fe
No era el fin
Ni muerto ni casado
Notas. Capítulo 1: ¿Cómo competir con caballos?
Capítulo 2: Jeremías
Capítulo 3: Antes
Capítulo 4: Soy sólo un muchacho
Capítulo 5: No confíes en palabras de mentira
Capítulo 6: Desciende a casa del alfarero
Capítulo 7: Pasur azota a Jeremías
Capítulo 8: Mi herida incurable
Capítulo 9: Veintitrés años… sin cesar
Capítulo 10: Toma un rollo en blanco y escribe en él
Capítulo 11: La casa de los recabitas
Capítulo 12: Carta a los exiliados
Capítulo 13: Capitán… Rey… Eunuco
Capítulo 14: Compré el campo de Anatot
Capítulo 15: Contra las naciones
Capítulo 16: En tierra de Egipto serán exterminados
Una obediencia larga en la misma dirección. El discipulado en una sociedad instantánea
Creciendo en Cristo. Una conversación sobre teología espiritual
Así hablaba Jesús. Sus historias y oraciones
Отрывок из книги
Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar.
Salmo 119:32, (NVI)
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Otorgar nombre es una forma de esperanza. Asignamos un nombre a un niño en memoria de alguien o en base a alguna cualidad que esperamos que ella o él tenga en el futuro: un santo, un héroe, un antecesor admirado. Algunos padres trivializar esto dando a sus hijos los nombres de alguna estrella de cine o alguien millonario. ¿Inofensivo? ¿Lindo? Pero tenemos una forma de tomar las identidades que nos son asignadas. Millones viven el engaño superficial del artista y la codicia explotadora del millonario porque, en parte, gente importante en sus vidas les asignaron un papel o fantasearon una ilusión y fallaron en esperar un futuro humano para ellos.
Cuando tome un infante en mis brazos ante la pila bautismal, le pregunto a los padres, “¿Cuál es el nombre cristiano de este niño?” No les pregunto solamente, “¿Quién es el niño al que estoy sosteniendo?”, sino también, “¿Qué desean que llegue a ser este niño? ¿Qué visión tienen para esta vida?” George Herbert sabía del poder evocativo de dar nombre cuando dijo a sus compañeros pastores en la Inglaterra del siglo dieciséis que en el bautismo “no admitían nombres vanos o frívolos”.6
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