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Fernando Ballano. Tierra de nadie
Texto de contra TIERRA DE NADIE
Índice
Prólogo
Introducción
1. Lealtad geográfica
Familias en los dos bandos
2. Guerra de palabras
Hablar para insultar
Hablar para convencer
Hablar para dar envidia
O simplemente para conocer al otro
3. Guerra de canciones
4. Intercambios… hasta de disparos
Canjes
5. Paellas y partidos de fútbol
6. Encargos y favores al otro bando
Julián Besteiro
Melchor Rodríguez
Cipriano Mera
7. Vive y deja vivir. Decálogo del combatiente
No desertes ni te autolesiones
No te dejes engañar
No te pases de valiente
Enchúfate y embóscate
La tierra de nadie es de todos
Respeta a los heridos y a los muertos, pero aprovecha lo que tengan
Sigue tus principios… si los tienes
Reconoce el valor del enemigo
Mejor prisionero que muerto o herido
Posa para la foto
8 ¿Dónde está mi bando?
9. El enemigo dentro del mismo bando
Comunistas y anarquistas
Comunistas y socialistas
Trotskistas y estalinistas
Falangistas y requetés
Otros cuerpos
Guerra entre los jefes
Entre los generales rebeldes
Entre los jefes del EPR
10. Enemigos comunes
El jefe como enemigo
Enfermedades comunes y venéreas
Frío, hambre y otras incomodidades
Pulgas, piojos, chinches y ladillas
Ratas
Frío, lluvia y barro
Hambre y sed
Techo y lecho
Botas
Otros enemigos internos. La indiscreción
El miedo
La tozudez
La incompetencia
Fuego amigo
La desorganización
La indisciplina
La corrupción
Bibliografía. Libros:
Tesis doctorales:
Artículos:
Páginas web:
Otros textos consultados online:
Libros digitales:
Prensa:
Notas. Introducción
1 Lealtad geográfica
2 Guerra de palabras
3 Guerra de canciones
4 Intercambios… hasta de disparos
5 Paellas y partidos de fútbol
6 Encargos y favores al otro bando
7 Vive y deja vivir. Decálogo del combatiente
8 ¿Dónde está mi bando?
9 El enemigo dentro del mismo bando
10 Enemigos comunes
Отрывок из книги
«Yo era cartero en Sevilla. Cuando se levantó Queipo de Llano, fueron a mi casa y me preguntaron:
—¿Quieres a España?
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El requeté Herrera nos ofrece el otro punto de vista sobre las visitas de los propagandistas. Cuenta que una noche llega un camión de propaganda con chicos limpios:
… se lanzan a poner música alegre que interrumpen de vez en cuando para intercalar soflamas larguísimas. Nosotros, aunque estemos en desacuerdo con la mayoría de las cosas que dicen [son requetés y los propagandistas eran falangistas] lo soportamos con cierta paciencia, pero los rojos llegan a hartarse y nos lo manifiestan con unas ráfagas de ametralladora y media docena de morterazos, uno de los cuales cae relativamente a poca distancia de la trinchera donde se encuentran los bravos guerreros de propaganda. A toda prisa recogen sus trebejos y se marchan a pagos más alejados de la metralla, despidiéndose «hasta mañana», pero no los volvemos a ver. Cuando nos dirigimos al enemigo llamando «Rojos!» contestan: «¿Qué queréis?», sin molestarse lo más mínimo por lo de «rojos», aunque es de suponer que no siempre sean comunistas. Ellos, la primera noche de nuestra estancia en estas posiciones llaman: «¡Fascistas!», «¡Aquí no hay fascistas, somos requetés!», contestamos. Desde este momento, cuando quieren hablar con nosotros, llaman: «Requetés».46
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