Huevos franceses. El libro de relatos de amor
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Глеб Карпинский. Huevos franceses. El libro de relatos de amor
El último día en Tenerife
Un chocolate para Blancanieves
Huevos franceses
Escalera de deseos
Pasiones de la embarazada
Отрывок из книги
Las cosas fueron mal desde la mañana y parecía que la tarde no iba a ser mejor. Pablo estaba sentado en el Harry’s bar y sin entusiasmo alguno miraba hacia abajo, a la variedad de colores con los que brillaba el fuente principal del Centro Comercial Safari. Lo había visto miles de veces y no compartía la admiración de los turistas que ya tomaron unos cuantos tragos. En el bar había mucha gente. Todo el mundo se lo estaba pasando bien, algunos bailaban, pero Pablo no tenía ningunas ganas de divertirse. Eran sus últimos cien euros y todavía tenía que pasar por Botanico, ordenar alguna comida tailandesa para ablandar a su querida que le estaba esperando en casa. A ella le gustaban platos con chile.
Él pensaba que cuando volviera a casa, Sosa le recibiría como siempre, amable y obediente después de yoga. Ella le recibiría al salir de ducha, con el pelo negro mojado, vestida de ligeros pantalones de casa y una camiseta blanca, bastante transparente para ver el pecho joven, y por supuesto en las zapatillas rosas que recientemente fueron regaladas por Pablo, ya cansado del par previo. Le recibiría sin reproches y con un beso suave, cuando él le entregara un paquete con la comida de restaurante. Luego Sosa le preguntaría si había aprobado su examen de inglés, pero esto sería una pregunta hecha solamente por cortesía. Seguramente él le respondería algo rudo, ella sonreiría y diría que el año siguiente él, por cierto, tendría éxito. Luego ella tranquilamente iría a cenar ante la tele, y él, Pablo, muy borracho y enojado, también se derrumbaría sobre el sofá a su lado para mirar aquellos culebrones malditos, sorbiendo de una botella los restos de cerveza hasta dormirse en la mitad de la serie. Si no equivocaba, la última vez se durmió aun más temprano, al principio.
.....
– Grande —respondió honestamente.
Elisa, por supuesto, estaba al tanto de que él tenía pareja, que viven juntos y están prácticamente casados, pero esto no la detuvo de su pregunta. Se sintió desviado del camino por el que iba su, aunque imperfecta, vida familiar. Al igual que la rueda del coche delantero hace una piedra saltar y romper los parabrisas del coche que va por detrás, la pregunta dejó una grieta en su alma cansada de la necesidad de ser decente. Le adelantaban y él era guiado en ese juego inusual.
.....