El toro bermejo

El Toro Bermejo, es una historia sacada de la vida real. Un hermoso becerro bermejo, con apenas minutos de nacido, se encontraba al borde de una zanja de un riachuelo en una meseta de la alta montaña, intentando dar sus primeros pasos a tropezones, fue entonces que el becerro resbaló al fondo del cauce de la corriente; y quedó a la orilla, malherido y convaleciente. Su madre, una infortunada vaca en el intento por rescatar a su cría, cayó de cabeza a una poza, donde murió en lenta y penosa agonía. El indefenso becerro, fue descubierto por el fino olfato de un vivaracho canino y leal acompañante de una ilustre anciana viajera, que acertó a pasar por el camino que cruza por la meseta. Visto el infortunado becerro bermejo por la viajera, aquélla lo visualizó en su mente, convertido en un hermoso toro bermejo. Influida por ese bello ideal, la anciana corrió el riesgo de rescatar al becerro a pesar de afrontar dificultades y peligros indecibles. Una vez rescatado el becerro, lo trasladó cargado a la espalda con una manta, la distancia de quince kilómetros, a su lugar de residencia, sobreponiéndose ambos con increíble determinación a las inclemencias del clima, y peligros en el trayecto.
En El Toro Bermejo, el autor nos adentra al mundo emocionante, y mágico en ocasiones, de Thriny y su amor por la naturaleza, su conexión mística con el Altísimo y su indiscutible compromiso con los animales. En un emotivo relato que perpetúa la tradición del Platero y yo (Juan Ramón Jiménez, 1914), Heraclio López Ocaña nos hace entrega de El Toro Bermejo, una lectura que hoy por hoy nos es imprescindible para reconectarnos con nuestras más puras raíces.