El Necronomicón
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
H.P. Lovecraft. El Necronomicón
El Necronomicón
Índice
El testimonio del árabe loco
Acerca de los Zonei y sus atributos
El libro de entrada y sobre el andar
Los encantamientos de los pórticos
El conjuro del observador
El texto Maklu
El libro de la llamada
El libro de los cincuenta nombres de Marduk, vencedor de los antiguos
El texto Magan
El texto urilia
El testimonio del árabe loco (segunda parte)
Отрывок из книги
El Necronomicón (1921) H.P. Lovecraft
Editorial Cõ
.....
Con cautela me acerqué a la primera y, recogiendo una rama, la alcé de los matorrales espinosos. Lo único que quedaba del sacerdote era un charco de limo parecido al aceite verde; despedía el olor de un cuerpo que se hubiera podrido bajo el sol. Ese hedor casi me hizo perder el sentido, pero estaba decidido a encontrar a los otros y averiguar si habían corrido la misma suerte.
Al regresar por la pendiente, por la que sólo unos momentos antes había huido con tanto pavor, topé con otro de los oscuros sacerdotes y lo encontré en condiciones idénticas al primero. Seguí andando y pasé al lado de más túnicas, aunque ya no me atreví a levantarlas. Entonces, por fin llegué hasta el monumento de roca gris que se había alzado de manera antinatural en el aire ante el comando de los sacerdotes. Ahora había vuelto a posarse sobre el suelo, pero las tallas seguían brillando con luz supernatural. Las serpientes, o lo que en aquel momento tomé como tales, habían desaparecido. Pero en las brasas muertas del fuego, ya frías y negras, había una placa de metal lustroso. La recogí y vi que estaba tallada, igual que la piedra, aunque de forma muy intrincada, de una manera que no fui capaz de comprender. No exhibía los mismos trazos que la roca, pero tuve la sensación de que casi podía leer los caracteres, aunque me fue imposible, como si alguna vez hubiera conocido la lengua y ya la hubiera olvidado. Empezó a dolerme la cabeza como si un diablo la estuviera aporreando y, entonces, un haz de luz de luna se posó sobre el amuleto de metal, porque ahora sé lo que era, y una voz penetró en mi mente y con una sola palabra me contó los secretos de la escena de que había sido testigo:
.....