Historia de los abuelos que no tuve

Historia de los abuelos que no tuve
Автор книги: id книги: 1924720     Оценка: 0.0     Голосов: 0     Отзывы, комментарии: 0 703,23 руб.     (7,04$) Читать книгу Купить и скачать книгу Купить бумажную книгу Электронная книга Жанр: Философия Правообладатель и/или издательство: Bookwire Дата добавления в каталог КнигаЛит: ISBN: 9789875994478 Скачать фрагмент в формате   fb2   fb2.zip Возрастное ограничение: 0+ Оглавление Отрывок из книги

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Partí como historiador, tras las huellas de los abuelos que no tuve. Sus vidas se terminan mucho antes de que la mía comience: Mates e Idesa Jablonka son tan parientes míos como absolutos desconocidos. No son famosos. Se los llevaron las tragedias del siglo xx: el estalinismo, la Segunda Guerra Mundial, la destrucción del judaísmo europeo, Auschwitz.Para escribir este libro, me dediqué a hurgar con frenesí en decenas de archivos y me entrevisté con numerosos testigos en Francia, Polonia, Argentina, Israel y Estados Unidos, esforzándome por abarcar lo más posible, pues una biografía sólo tiene valor si da lugar a la comparación entre individuos: el estudio de la nieve humana debe revelar la potencia de arrastre de la avalancha y, a la vez, la irreductible delicadeza del copo.Creo que la distinción entre nuestras historias de familia y lo que quiere denominarse Historia, con su pomposa mayúscula, no tiene sentido. En rigor de verdad es lo mismo. No están, por un lado, los grandes de este mundo, con sus cetros y sus intervenciones televisadas y, por el otro, el vaivén de la vida cotidiana, las iras y las esperanzas sin porvenir, las lágrimas anónimas, los desconocidos cuyo nombre se oxida en el pedestal de un monumento dedicado a los muertos o en algún cementerio del interior del país. No hay más que una única libertad, una única finitud, una única tragedia que hace del pasado nuestra mayor riqueza y la fuente de veneno en la cual se sumerge nuestro corazón. Hacer historia es prestar el oído a la palpitación del silencio, es intentar sustituir la angustia, intensa hasta el punto de bastarse a sí misma, por el respeto triste y dulce que inspira la condición humana.Me propuse escribir un libro sobre la historia de mis abuelos, o más bien un libro de historia sobre ellos porque quise conocerlos. Y también, porque devolverles el rostro a los desaparecidos es reparar el mundo.

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Ivan Jablonka. Historia de los abuelos que no tuve

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Ivan Jablonka

Historia de los abuelos

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Con ese reb pegado a su nombre, el “maestro” Shloyme Jablonka parece ser una figura en el pueblo, su piedad y erudición compensan de alguna manera su pobreza, sobre todo si su sauna-mikvé, pese a todos sus defectos, lo hace entrar en la esfera de lo sagrado, al igual que las ayudas del rabino Epstein (quien procede a la legitimación de Henya en 1935), los miembros de la Chevra Kedischa encargados de los ritos mortuorios, el matarife ritual, el chantre de la sinagoga, o el shul-klaper, quien todas las mañanas, a las seis, golpea las ventanas para llamar a los hombres a rezar. Imagino a Shloyme como un anciano con una aureola de luz, al mejor estilo Rembrandt, pero quizá es sordo y apesta.

Hoy en día, la cábala genera fantasías en un montón de gente, por ejemplo, la cantante Madonna. Me agrada pensar que la estrella planetaria quedaría impresionada frente a esos sabios solemnemente inclinados sobre sus libracos en una sala del fondo de la sinagoga, o en una choza a la luz de la vela, esos iniciados a los que en el shtetl llaman “gente de Khen”, hombres de la sabiduría oculta, que intentan revelar los secretos del universo. Para la ceremonia, los judíos se atan el tefilin al brazo dándole siete vueltas. ¿Por qué siete? Para los cabalistas, cada vuelta corresponde a una virtud heredada de Dios y encarnada en cada uno de los siete patriarcas de Israel: la bondad de Abraham, la sumisión de Isaac, la eternidad de Moisés, el respeto por toda criatura de Aarón, la paz de David, etc. El estudio del Zohar, el libro mayor de la cábala, está permitido después de los cuarenta años de edad, y siempre y cuando ya se conozca de memoria la Torah, la Guemará y los Profetas. Amantes de los símbolos y las metáforas, esos místicos son incansables a la hora de interpretar el Zohar, a fin de sumirse en estratos cada vez más profundos, cada vez más alejados de lo común, y acceder a la carcasa espiritual del universo (Scholem, 1998: 333 y sigs. ).

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