Los incendiarios
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Jan Carson. Los incendiarios
LOS INCENDIARIOS
JUNIO. JONATHAN
1. ESTO ES BELFAST
2. BELFAST, CIUDAD DEL AMOR
3. COCHES EN LLAMAS
LA NIÑA QUE SOLO SABE CAERSE
4. SIRENA
5. EL HIJO PROBLEMÁTICO
EL NIÑO CON RUEDAS EN LUGAR DE PIES
6. EL NOMBRE
JULIO. SAMMY
7. FUEGOS ALTOS
EL NIÑO QUE VE EL FUTURO EN LOS LÍQUIDOS
8. ONCE, DOCE, TRECE
9. LAS NOTICIAS
LA NIÑA QUE A VECES ES UN BARCO
10. UNA PERSONA HORRIBLE
11. ALAS
LOIS, LA VAMPIRA DIURNA
12. HABLAR
13. LOS NIÑOS DESDICHADOS DE BELFAST ESTE
AGOSTO. JONATHAN
14. LAS LLUVIAS
15. ANARQUÍA
16. LA INUNDACIÓN
17. CONFESIÓN
18. LA ÚLTIMA CENA
19. LA INCISIÓN
AGRADECIMIENTOS
Отрывок из книги
LOS INCENDIARIOS
TRADUCCIÓN DE CLARA MINISTRAL
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Cuando se encienden las hogueras, las llamas alcanzan los treinta metros de altura. La ciudad entera queda envuelta en una densa humareda. El calor es un dios enfurecido. Las ventanas de los alrededores se comban. Las antenas parabólicas se inclinan como flores marchitas tras una semana en un jarrón. La gente no puede quedarse en sus casas por miedo a achicharrarse. Los niños gritan, con miedo y con un leve placer, y a veces la estructura entera se viene abajo. El fuego desciende por la calle como si un volcán hubiera entrado en erupción. Es algo glorioso de presenciar, desde los alrededores, con una cerveza fría en la mano. Siempre hay música alta. Si cierras los ojos, parece como si la Navidad hubiera llegado antes de tiempo.
La otra cara de las hogueras ya no es tan alegre. Hay heridos. Niños que se caen desde mucha altura. Que se rompen algún hueso o se matan. Las chispas que escupe la madera seca alcanzan los chándales de tejidos sintéticos y el fuego clava sus dientes en brazos o piernas hasta desgraciarlos. Los espectadores beben, beben demasiado, y para cuando llega la medianoche están pegando puñetazos a los hijos de sus vecinos. Se ven sus siluetas recortadas contra las virulentas llamas de la hoguera. Esas son las fotografías que quieren los periódicos. Después de esa noche, el asfalto sigue bullendo durante casi una semana. Las calles quedan permanentemente dañadas y repararlas cuesta dinero público. La gente que no se ha criado con esta costumbre cuestiona que encender enormes hogueras en zonas residenciales sea una idea sensata y se pregunta por qué se permite quemar banderas e incluso monigotes de personas que todavía están vivas. Pero siempre ha habido hogueras en Belfast Este. Nadie ha conseguido apagarlas y hasta ahora nunca se ha impuesto ninguna restricción.
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