Cómo trabajar para un idiota
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John Hoover. Cómo trabajar para un idiota
Dedicatoria y agradecimientos
Introducción
1. Confesiones de un idiota rehabilitado
2. ¿El verdadero idiota puede levantarse, por favor?
3. Características y competencias según el tipo de jefe
4. Procreación de idiotas
5. Talento desaprovechado
6. Éxito a pesar de la estupidez
7. Pensamiento idiota: el gran disfraz
8. Una asociación estratégica
9. El lenguaje de los idiotas: cómo hablarle al jefe idiota
10. Comer con idiotas: cómo compartir el pan con tu jefe idiota
11. Idiotez: algunas teorías
12. Recalibrar expectativas, reconducir la ira
Sobre el autor
Отрывок из книги
A estas alturas de mi vida, agradezco que mi jefe no sea un idiota. De hecho, Amy Friedman, jefa ejecutiva y socia fundadora de Partners International, donde yo me encargo de la práctica de coaching ejecutivo, es una líder empresarial comprensiva y cariñosa, conocida por todos por su capacidad de mantener una relación entrañable a la par que duradera con todos los que la rodean. Mis otros dos jefes en Partners International desde 2006 hasta la actualidad, Paul Gorrell y Trish Kyle, son profesionales de gran talento, con recursos y comprometidos con el aprendizaje corporativo. Por este motivo, quiero regalar la mitad de esta dedicatoria a todos los buenos jefes que hay ahí fuera, como Amy, Trish y Paul, que son lo bastante innovadores como para entender que el ingrediente clave del éxito es saber reírse de uno mismo. La otra mitad de la dedicatoria va dirigida a todos aquellos que sufren el peso de trabajar para otro tipo de jefes. No perdáis la fe.
Esta edición no podría ver la luz si no fuera por la confianza y las magníficas dotes de mando que ha demostrado mi editor, Ron Fry, quien tuvo la genial idea de apoyar este título con relaciones públicas y marketing creativo. Laurie Kelly-Pye y Michael Pye, de Career Press, también forman parte del éxito de este libro desde su publicación original en 2003. Kirsten Dalley ha editado esta edición con brillantez, ofreciéndole a mi madre, Ruth Schultz Hoover, una gran escritora y la supereditora de la primera edición del libro, la oportunidad de seguir el proceso de esta nueva edición muy de cerca, hasta llegar a la imprenta.
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1. Culpar a los demás de algunos problemas es acusarse a uno mismo. Entonces, ¿para qué queremos llegar a eso? Señalar con un dedo proverbial a mi jefe es como señalarme a mí con otros tres dedos proverbiales.
2. Cada vez que surja una responsabilidad de la que hacerse cargo, abalánzate sobre ella como si fuera una oportunidad. Cuando dices «yo me encargo de esa parte» o «ya me responsabilizo yo de esa parte del programa», en realidad estás lanzando un mensaje sólido al resto del equipo: no estás dispuesto a quedarte en una esquina ocupándote de asuntos de poca importancia. Quieres invertir en tu éxito y en el de los demás.
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