Por algo habrá sido
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Jorge Pastor Asuaje. Por algo habrá sido
Sobre Por algo habrá sido
Índice
ACLARATORIA A LA SEGUNDA EDICIÓN
EL LIBRO DEL GARDY
Dedicatoria:
El Gardy
Prólogo
Confesiones al lector
Primera Parte. La primera imagen
El barrio. El honor y la vergüenza
El Potrero
La Gambeta
La pelota
Muertos eran los de antes
Los apodos
De las Championes a las Sacachispas
Tapones de cuero
Una foto p´al Gráfico
La que mata
El equipo de José
Mi casa
La calle
Los grandes
La Chona
El Clavo
La escuela. Oración a la bandera
Mirta
Clase de discriminación
No sólo de futbol vive el hombre. Boleros de Javier Solís
Los bailes
“La negrada”
El Nacional. Joaquin
Ruben, con acento en la u
La medida de todas las cosas
Primer año
Los del barrio y los del centro
Los mersas
Ejercicios
Selección Natural
Aquellos versos de Darío
Un hombre muy hombre
Manchester
El Pato
Un pedazo de Italia
El año del Cordobazo
La baulera
El setenta
El Baby
Tortuguitas
El Lacio
El Mundial del Rey
Cuartos de final
Semifinales
La final
La música. Gardel en el wincofón
Tres tríos de hermanos
Zamba p’a ti
Los primeros trabajos
Oficios de verano
Son como un sapo los ojos de la india argentina
La política “Si no estábamos haciendo nada...”
Luisito
El setenta y uno
El Yeneral González
Todos los pelajes
Grupo de estudio
Una pelota trancada en el barro
El Partido Revolucionario de la Clase Obrera
Todas las virtudes y un poco más
Los nombres malditos
La mitad más uno
El Yacht Club
Músculo, sonrisa y corazón
Un viejo y extraño miedo
Barricada de verano “Si puedes tu con dios hablar...”
El Valeriazo
El setenta y dos. Profesora Comandante
Strum und drang
La Felipa*
Charlas de café
La camisa que es bandera
Querido Metra
Un ejército peronista en la pared
Trelew. Dieciséis rosas rojas
Despedida hasta la eternidad
Ni en figuritas
La militancia. Un proyecto de santo
La tía Tomasa
O fracaso mais grande do mundo
El primer beso de mi vida
Por el patio en calzoncillos
Trocha angosta
El Peronismo era una fiesta
La noche de mi definición
Patulo
La agrupación. Una cuestión de iniciativa
Claudio
Pepe
Julio
El paredón
El Waterloo de los pinceles
Lo conocí una primavera
Todos a Plaza de Mayo
Nunca tan cerca como ese día
Bienvenido al peronismo
Primera ley del Frente..
El sueño de la unidad básica propia
Un colectivo a la gloria
Ezeiza. La movilización
Un penitente peronista
Tereré
¡Son cuetes, son cuetes!
Una carroza negra en una tarde oscura
Un milagro en la puerta del infierno
La Maestre. Si este no es el pueblo..
El cerco que nunca existió
“Joven peronista, si tienes entre 5 y 90 años...”
Los personajes
El Dueño
El Gordo Aníbal
Partido Socialista*
Un viaje al corazón del barrio
Dos corazones grandes como una casa
Libertad de conciencia
Manolo
Sacco y Vanzetti
Alejandro
Betito
Digna, Lía y Marcelito
Bella vida de barrio
Mañas y artimañas
El Flaco Mito
Tortas fritas
Quisiera, Chile quisiera …
El Viejo Chávez
Mercedes. La primera vista
La flor de la Taco Ralo
La Organización. El momento tan esperado
Era una flaca que se enamoró de un flaco..
Local de funcionamiento
Muchacho
Un millón de dólares y un bebé
El día de Gardel
Últimas imágenes del 73. El malevaje extrañau
Felices Fiestas
La última delantera
Montoneros en serio
Fierrito
La armada Brancaleone
Tiro al Negro
Treinta años atrás
La pelea
Cómplices, camaradas y compañeros
El mamotreto
Ver, apreciar, comprender, decidir
El extraño de pelo largo
La Bomba. Gran cañada nacional
Pobre perro
Negro como la noche
Los de adentro y los de afuera
Amor compartimentado. Contactos prohibidos en la clandestinidad
La Negra Dolores, una Pasionaria criolla
Besos de Carnaval
Pobre piba reprimida
La 57. Una frontera en el corazón
Burgos – Escribano
Alcanzame el kerosén
El que toca nunca baila
Diez a uno
Los sobrevivientes
Los herederos de Antonio Quispe
“Un símbolo de barrio y de argentinidad”
Orines de gato
La Maza
María Rosa
Liliana
El Viejo Napo
Un bar muy lejos del centro
La Astudillo. Arroba punto com
Premio y castigo
Una calle larga y sola
Tengo el gusto de presentarles esta sensacional oferta..
Los Monzón
La Kichi
Tres a tres
Bartolo
Maldonado
El Viejo Carlos*
Doña Josefa
Una empresa familiar
Más que una yunta de bueyes
Imberbes. Noche de guardia
La voz de la experiencia
La Historia Ruda
Ocho hombres al amanecer. Sólo la mitad
El Sátiro
El Breve
Mussolini y el Che mezclados
El Flaco Martín y las reuniones de integración
Guillermo y Jana
Dolor ¿Será cierto?
Itaka
Ojo por ojo, diente por dentadura
Pepi
Agua entre las manos
La Vaca Echada
De la soberbia a la sumisión
La noche que lloré por ella
Aunque sea de lejos
Gracias Isabel
AAAutoproscriptos
Acto relámpago
La Fábrica. Proletarios express
Días de hierro
Buiniffreda
Un susto para la vieja
La historia más ruda
El Auténtico
Paredón y después “Ahí están”
Frente a frente
Cuando la cara ayuda
La tortura que no llega
Una visita inesperada
Segunda Parte. El reposo del guerrero
Monte Caseros
Ni pa´ comunista
Un cielo azul que viaja..
Un viaje para toda la vida
Los últimos turistas del verano
Tonada cuyana
La tía Negra
Duodecilbenzeno
Soldadura perfecta
Un genio en mameluco
Un vaso de leche tibia
Miliciano raso
El Tosco
Buen hombre
Un guerrillero audaz y astuto..
Los días sin tiempo
El Plan H. Renunciar a todo
Inés
Formosa
El monte te está esperando
Bula revolucionaria
El Amor. Boludito
Prueba de fuego
El amor es mucho más que estar enamorado
El Pato Noriega*
La Operación. El objetivo
Vigilia
Una verdadera cagada
Cita en Capital. Un basural infame
¡Mamita, qué miedo!
Amazonas
Los mates del amor
El gasolero celeste
Borombonbón, borombonbón..
Mi lejano y triste amigo
Gardel nunca supo cantar
El 76. La última mujer y el próximo combate
Primera luna de miel. Santa Teresita
Qué te parece Cholito
Altos de San Lorenzo
Las Malvinas. Custodiados por expertos
Hermenegildo, la comida se enfría
El Golpe. Comunicado número uno
Petrodólares
City Bell
Corretaje en el futuro
El Negro Sergio*
Dentadura
Hugo, el cordobés
El Ministerio de la Revolución
Cancha tomada
La mirada de la muerte
Las pinzas
Cuando la cara delata
Control de pasajeros
El Rastrillo
Por un rato de placer
De cómo Hugo Mendoza tuvo que matar a Jorge Pastor Asuaje
Las dos guerras de Dina
Noches de amor y miedo. El tercer habitante de la casa
La tormenta de anoche..
Un paraíso al borde del abismo
Agitación y propaganda. Tonada cordobesa
Tivisor
Dilemas existenciales
Cuanto trabajo, para, una mujer, quedarse sola y envejecer
Mi propio pelotón
Un colectivo en llamas
Irresponsabilidad mortal
El coraje de confesar el miedo
A lo mejor algún día
El principio del fin
La Traición. Esa fiera, que siempre está al acecho
La caida de Ho Chi y el Nenu
El dedo de la muerte
Octubre negro
La Punta del ovillo*
Tierra arrasada. La oscura caravana de la madrugada
Una hermosa mañana de primavera
Mirta y Mito
La cueva de Alí Babá y los palacios de Bagdad
Una loba en el tejado
El inconsciente: ese bicho tan egoísta
El momento tan temido
El correo del amor
Entraste a mi vida obligándome a quererte
La Casa de la resistencia
Ojalá fuera de cáncer..
Macu
Maqueca. Un pedazo de grasa
Los “tíos” al rescate
El carro de los vencedores*
Buenos pibes de barrio
Mal sueño
La derrota y la soledad
El sueño de la banda propia
La trinchera invisible. Nochemala
“Por obra y gracia de nuestra propia voluntad”
El regreso del obrero
Azul de Prusia
Juan, el Cabeza
Brindis en Los Hornos
El sacrificio de Abraham
La última despedida de Juan Carlos
Sexo Ruso
Por la garganta del tigre
Poco para recordar
Una llamada salvadora. Un gato cuidando el pescado
La clave táctica
La Radial y Los Intocables
El Flaco Tito
Un obrero de verdad
El último tren de la madrugada
Mary y Tito
La noche en que la muerte paró en Villa Elisa
Corina. Nombre de guerra: Clara
El Roddy
Los mates del torturador
Los golpes del herrero
Robin Hood y el Che Guevara
El Rancho ´E Goma
Ratas del desierto
Fracasos militares
Cuatro policías perfectos
Coitus Interruptus
El Poder que da el miedo ajeno
Una mancha blanca en la oscuridad
Ankele y Fraymovich
Un ruido que hiela la sangre
Con gusto a frutilla
Carne de cañón
El Gallego Antonio
La Condición Humana
Humor Moncho
Un día peronista
Titilico
Ese exilio tan cercano
Otro mundo
Soldadito de Bolivia
Caminatas por el zoológico
La Heroica reserva de Panfilov
Última cita con Joaquín
Alfredo, el Titán
El exilio interior. El largo camino a Morteros
Lagunas de luz en la noche
Solos en medio del mar
Charlatanes de pueblo
Hoja de elástico
Oro, oro, oro
Yo codicio, tú codicias, ellos codicean
Lindo día..
Inversión millonaria
Hasta la victoria final
Lídice
Tranquila vida de pueblo
Estación Esmeralda
Furgón de cola
Ciudad abierta
Dos nuevos nombres para estrenar
La pensión
Mañera
Ataque por la retaguardia
Bulones y tornillos
Adiós compañeros
La selva de metal
Marcos
Non chi vedo
Yo me bajo en Masaya esquina Matagalpa
Pedro Juan. Nombres en dos sexos
Dos pares de escarpines
La Familia
El Mundial. Veinticinco millones de argentinos
La justa deportiva sin igual..
Forza Italia
Aupa España
Campeón del mundo
Videla comentarista
El horror y la gloria
Depresión Postmundialista
Gol uruguayo
Koyak
Casamiento evangélico
El dolor de ser feliz
Por dos votos
La clase obrera no fue al paraíso, pero..
A pedido de la hinchada
La derrota final. Lista negra
Solo ausencias
El Firulete
Últimos días
Ellos nunca pudieron ver a Maradona
Coromoto
Desesperada espera
Milagro en el andén
La vida en una llamada
Post Data
Post Post Data
Ultimas confesiones al lector
El Baby
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Jorge Pastor Asuaje
Por algo habrá sido
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Cuando formamos la agrupación en el barrio, intentamos incorporarlo, charlamos varias veces y tuvimos una larga reunión en Plaza Moreno. Pero se mantuvo en una posición irreductible “Perón es un demoliberal burgués” era su sentencia inapelable; por eso siguió inclinado hacia el trotzkismo, aunque en una organización muy chica pero bastante coherente, porque al menos tenía unos cuantos trabajadores, no como otras que se proclamaban partidos obreros y no habían visto una fábrica ni en las fotos. Si hasta el Clavo mismo terminó convirtiéndose en un trabajador, mucho mejor que yo, por ejemplo. Y mucho más coherente, sobre todo, que muchos de quienes se reían de él.
El Clavo sigue siendo el Clavo y eso es lo maravilloso: no ha cambiado en lo sustancial, en alguna esquina del centro siempre me lo encuentro haciendo su trabajo, rezongando y riendo como en la esquina del barrio. Y con una altura más imponente de la que tenía; su consecuencia hizo que a la estatura del cariño, uno le agregara la de la admiración.
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