Dos criadores
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Jorge Torres Zavaleta. Dos criadores
ÍNDICE
1 1968
2 Fabricia
3 En el potrero
4 Dos maneras de criar
5 Dos rivales
6 Vida en Buenos Aires y la estancia
7 La relación con mi padre
8 En el Tattersall de Palermo
9 Un desafío
10 En el stud de Augusto
11 El peón
12 Aiskan y otros temas
13 Espionaje
14 En Mau Mau
15 Visita de Aiskan 2
16 La disyuntiva de Lapistoy y otros temas
17 En las carreras de Palermo: conversación en la tribuna
18 Una mañana en el stud de Jaime
19 El apronte de Courvoisier
20 Martín y Fabricia
21 Vuelta a casa y nuevos planes para el potrillo
22 Antes de dormir: con las yeguas y los potrillos
23 Fabricia y el Morning
24 Expectativa en el stud
25 Conversación en el stud y vuelta a casa
26 Primera carrera de ganadores del Morning
27 Expectativa en el stud 2. Don Arturo
28 Preocupación por el potrillo. La lesión
29 La estrategia
30 Con Fabricia en una fiesta
31 La reacción de Fabricia
32 Primer clásico: el Montevideo
33 En lo de Augusto. Penny Post
34 Vuelta del padre del campo
35 La Polla de Potrillos
36 Reaparece Courvoisier
37 El Gran Premio Jockey Club
38 El desarrollo del Gran Premio Jockey Club
39 Con Fabricia y mi padre en Tortugas: una salida
40 En el stud de Augusto
41 Con Fabricia en La Biela
42 El Gran Premio Nacional
43 La fiesta del año
44 En plena fiesta
45 Amanecer en la fiesta
46 El Gran Premio Carlos Pellegrini
47 Los finales, las últimas luces
Comentarios sobre la obra de Jorge Torres Zavaleta
Notas
Отрывок из книги
JORGE TORRES ZAVALETA
Dos criadores
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Muy de vez en cuando mi abuelo citaba alguna frase del iniciador del campo de las sierras, tal como lo llamábamos entonces, porque su nombre, Eduardo, que era también el de mi abuelo, no nos parecía suficiente para dar la idea de lo que había hecho: el campo de las sierras que todos nosotros adorábamos.
Era un cálido y blando paraíso, a pesar de las tensiones familiares. Lo que ocurría era que al ser el lugar tan especial nos parecía imposible no ser felices ahí. Pero las complicaciones se superponían como las generaciones incesantes de los pedigrees y esa tierra amada pedía año a año mayores sacrificios. Lo cierto era que resultaba difícil pretender vivir de todo eso.
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