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A través de este estudio biográfico y del análisis de la campaña británica en España (1808-1809) dirigida por sir John Moore a través del noroeste peninsular, Juan Granados trata las circunstancias que rodearon los comienzos de la guerra de la Independencia española en Galicia y especialmente lo sucedido en A Coruña en aquellos difíciles momentos. A menudo la utilización, casi en exclusividad, de las fuentes estrictamente británicas por parte de la historiografía más difundida, a la hora de analizar este período presidido por la figura de sir John, desvirtúa un tanto, en opinión del autor, la realidad de las cosas.
Si algo queda claro tras juzgar el proceder de sir John Moore es que siempre, desde el principio hasta el final de la campaña, mantuvo firme su opinión de que la estrategia de aquella guerra en España estaba mal planteada desde su origen y que, mientras la situación continuara así, resultaba imposible obtener un éxito reseñable. Por ello centró todo su esfuerzo en salvar a su ejército, cosa que finalmente logró, aún a costa de su vida, planteando una batalla defensiva de excepcional nivel táctico. Nada extraño si se tiene en cuenta que para el propio futuro duque de Wellington, John Moore era un oficial excepcionalmente innovador, meticuloso hasta el extremo con el adestramiento de la tropa, padre, entre otras muchas cosas, de los cuerpos de infantería autónomos y mimetizados con el paisaje, los célebres «Green Jackets».
La misma retirada británica en aguas del puerto de A Coruña, aquel Dunkerque «avant la lettre», resultó ser una operación táctica extraordinaria que permitió a los británicos «devolver el golpe a Napoleón» utilizando buena parte de las tropas que se habían podido salvar en aquella ocasión. No en vano Wellington afirmó ya hacia el final de la contienda: «Usted sabe, FitzRoy, que nosotros no hubiéramos vencido, creo yo, sin él, porque los regimientos que Moore ha entrenado tan cuidadosamente, fueron la espina dorsal de nuestro ejército».
Si algo queda claro tras juzgar el proceder de sir John Moore es que siempre, desde el principio hasta el final de la campaña, mantuvo firme su opinión de que la estrategia de aquella guerra en España estaba mal planteada desde su origen y que, mientras la situación continuara así, resultaba imposible obtener un éxito reseñable. Por ello centró todo su esfuerzo en salvar a su ejército, cosa que finalmente logró, aún a costa de su vida, planteando una batalla defensiva de excepcional nivel táctico. Nada extraño si se tiene en cuenta que para el propio futuro duque de Wellington, John Moore era un oficial excepcionalmente innovador, meticuloso hasta el extremo con el adestramiento de la tropa, padre, entre otras muchas cosas, de los cuerpos de infantería autónomos y mimetizados con el paisaje, los célebres «Green Jackets».
La misma retirada británica en aguas del puerto de A Coruña, aquel Dunkerque «avant la lettre», resultó ser una operación táctica extraordinaria que permitió a los británicos «devolver el golpe a Napoleón» utilizando buena parte de las tropas que se habían podido salvar en aquella ocasión. No en vano Wellington afirmó ya hacia el final de la contienda: «Usted sabe, FitzRoy, que nosotros no hubiéramos vencido, creo yo, sin él, porque los regimientos que Moore ha entrenado tan cuidadosamente, fueron la espina dorsal de nuestro ejército».