Los famosos textos de dos ideólogos catastróficos el Libro Rojo de Mao Tse-Tung y el Libro Verde de Muamar el-Gadafi son escrutados sin piedad en este libro singular. El autor nos enfrenta a dos profetas de la perdición y a las consecuencias políticas y humanitarias resultantes de sus visiones grandiosamente fallidas y extremadamente peligrosas. Nos sumerge con precisión dolorosa en los mundos oscuros de estos proyectos tiránicos, legándonos un aprendizaje histórico de dimensiones morales ineludibles. Leer estas páginas es una inmersión a las aguas profundas de lo calamitoso, para reemerger a la superficie con renovada convicción en la inutilidad abyecta de todo emprendimiento totalitario. Un veredicto categórico contra los iluminados de la historia.
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Julián Schvindlerman. Escape hacia la utopía
ESCAPE HACIA LA UTOPÍA
Nota
Índice
Prefacio
El Gran Timonel
El paraíso del idealista
Coda
El infierno del represor
El superhéroe comunista entra en acción
El Gran Salto adelante
La Revolución Cultural
Mao globalizado
Conclusión
Abu Shafshufa
Las reflexiones del revolucionario
Coda
La barbarie del coronel
Nace la Jamahiriya
El “rey de reyes”
Garrotes y zanahorias con Occidente
De la carpa al diván
Mientras tanto en Libia
Primavera para Gadafi
Conclusión
Absolutismo y literatura
La dinastía Kim
El orador incendiario egipcio
El Cri du coeur del ayatolá
Un romántico en Irak
El comandante cubano
Tres tiranos africanos
El bestseller alemán
Un editor compulsivo en Rusia
Un fantasma parlanchín en Italia
Bibliografía. Libros
Monografías
Artículos periodísticos
Artículos periodísticos sin firma
Exposiciones académicas
Películas
Отрывок из книги
JULIÁN SCHVINDLERMAN
ESCAPE HACIA LA UTOPÍA
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“En una colectividad revolucionaria, el liberalismo es extremadamente perjudicial”, proclama. Debilita la cohesión, causa apatía, corroe la unidad, impide la aplicación de la política revolucionaria y aleja a los partidarios de las masas. En cuanto el liberalismo es oportunista, es decididamente opuesto al marxismo: “Se trata de una tendencia sumamente perniciosa”. Luego de haber socavado al liberalismo, Mao enuncia las virtudes del buen comunista:
El comunista debe ser sincero y franco, leal y activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de la revolución; en todo momento y lugar ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente por todas las ideas del partido y la ligazón de este con las masas; ha de preocuparse más por el partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. Solo una persona así es digna de llamarse comunista.