NEFERTARI

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Kenni Krane. NEFERTARI
NEFERTARI. Poemas de mujeres
Tabla de contenido
Landmarks
Amar
A mi madre
A las madres del mundo
¿Qué es una madre?
Siete cielos
Argentinos
Cruces
Sueños
Los libros
Marisa
En primavera
Silencio
Romina
Romina Ii
Maién
Macarena
Eclosión
Iris
Maena
Si pudiera
Sin amor
Más allá de las fronteras
Tallada de cristales
Rosas
Tus manos
Canta y baila
Desde los cielos
Mujeres inteligentes
Cuando camines
Nombre entre las piedras
Alforjas llenas
Agata
Micaela
Amor, levántate, amor
Carina
Voz interior
Marina
Elizabeth
Bienaventurado
Carina
Elisa
Sensibilidad
Sin alas
Mi África
Argentinas
Sin fronteras
África ii
Sonia
Nunca es tarde
Iris. ¿Qué tienes en tu pirámide?
Iris
Madre a un ángel
Ekaterina
Oksana
Oh, Valeria
No importa
Aquí estoy
Grisel
Eterna zarina
Dame una oportunidad
Por el mar
¿Dónde estás, tú, amor?
Nancy
Tus ojos
Tus ojos oscuros
Eternidad
Planeta mío
Besadora
Cabalgatas en Santiago. de los Caballeros
Mil años
Transformación
Karina
La célula
Tu nombre
La caracola
Tu mundo
Tu cabello
Las manos
La aurora
En las trincheras
Esculpiendo la esperanza
Fanny
Romina, ¿y el amor?
Mi ser contigo
¿Sabes Romina?
Te recuerdo, Romina
Congelada
Explotando gente
El sol contigo
Aquí estoy para sanarte
Encantamiento
19 Frases a mi madre
Dos poemas a mi padre: Mansi. Las manos de mi padre
A mi padre
ÍNDICE
Sinopsis
Отрывок из книги
KENNI KRANE
Kenni Krane
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Sus voces y gesticulaciones las oía y escuchaba claramente, todos vestidos con túnicas blancas y color semejante a la arena del desierto. Al levantar la vista me quedo sorprendido. Ante mí las pirámides se levantaban hasta el cielo, la más grande revestida como un espejo que brillaba por el sol. Las edificaciones tan bellas y hermosas casi irreales.
Sin saber el momento, todo el movimiento de aquel lugar quedó congelado sin nada continuo, todos giran hacia un costado del lienzo sus miradas, quedando detenidos en una multitud que venía cantando cantos cortos de alabanzas. Todos vestían con túnicas blancas, ajustadas con grandes cordones gruesos trenzados, ceñidos a sus cinturas. Sandalias de cuero, sus cabellos recogidos en pequeñas coletas. Sobre sus brazos, otros llevaban una especie de construcción con una elevación, formando un carruaje con ventanas de bellas telas coloridas. Los bordes lienzos bordados con finos hilos.
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