El perfume de las flores de noche
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Leila Slimani. El perfume de las flores de noche
PARÍS, DICIEMBRE DE 2018
VENECIA, ABRIL DE 2019
TÍTULOS CABARET VOLTAIRE
Отрывок из книги
EL PERFUME DE LAS
FLORES DE NOCHE
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Nos sentamos en la terraza a pesar del frío de diciembre. Nadie en París parece encontrar extraño que, en pleno invierno, haya tanta gente sentada fuera tomando algo o con un cigarrillo entre los dedos helados. Pido una copa de vino esperando que en ella se disuelva mi melancolía. Una melancolía ridícula. ¿Estar triste por no haber escrito? Alina me comenta su proyecto, una nueva colección titulada «Ma nuit au musée». Apenas le presto atención, pues la duda y la culpa me atenazan. Apuro la copa de vino y pienso que quizá jamás vuelva a escribir, que no llegaré al final de una novela. Estoy tan angustiada que me cuesta tragar. «¿Te apetecería encerrarte una noche en un museo?», me pregunta en ese momento Alina.
No es el museo lo que me convence. Alina me propone algo más allá de lo apetecible: dormir en el interior de Punta della Dogana, edificio mítico de Venecia, transformado en museo de arte contemporáneo. La verdad es que la perspectiva de pasar la noche cerca de las obras de arte me es indiferente. No albergo la fantasía de tener esas obras para mí sola. No pienso que las vería mejor sin público, ni que entendería con más profundidad su sentido por estar ellas y yo, y nadie más. Ni un solo instante pensé que tendría algo que decir sobre el arte contemporáneo. No sé gran cosa y le dedico poco interés. No, la idea de estar encerrada fue lo que me gustó de la propuesta de Alina y me llevó a aceptarla. Que nadie llegara a mí y que el exterior me fuera inaccesible. Estar sola en un lugar del que no pudiera salir, ni nadie entrar. Es seguramente una fantasía de novelista. Todos soñamos con enclaustrarnos, encerrarnos en una habitación propia, ser a la vez cautivos y celadores. En los diarios íntimos, en la correspondencia de escritores que he leído, aparece el deseo de silencio, el sueño de un aislamiento que propicie la creatividad. La historia de la literatura desborda con figuras de reclusos magníficos, de acérrimos solitarios. De Hölderlin a Emily Brontë, de Petrarca a Flaubert, de Kafka a Rilke, se ha construido el mito del escritor ajeno al mundo, alejado de la muchedumbre y resuelto a dedicar su vida a la literatura.
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