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Lucas Bauzá. Crónicas Maradonianas
Indice
Prologo. De abajo y para los de abajo
Introduccion. o el viejo arte de narrar una historia
El sueño de un pibe llamado Diego
Las calles del barrio te ven partir. Las lluvias tibias del camino aquel
Donde nace el viento de la libertad
Un nuevo día nacerá de ti
Soplando fuerte siempre y sin parar
Solo en el viento te anunciaras
Hoy sabes que nada puede calmar tu soledad
Y sin darte cuenta amanecerá
Para darle fuerzas a tu corazón
Como sopla un ángel perdonando todo
Aunque no veas el sol en mí, en ti yo voy a estar
La conquista de los cuatro elementos
Tierra
Agua
Aire
Fuego
Vale diez palos verdes
Ser de la ribera
Dos camisetas y un equipo en retirada
La vuelta al mundo en 153 días
Zu ez zara ongi etorria Euskadira (tú no eres bienvenido en el País Vasco)
Maradona en Nápoles: antes y después. Me abrazabas y me lamías en cada herida
Qué placer verte otra vez
Almas sin transmutación, nuevos cuerpos
Setenta y un segundos
Diego, el pirata
Diario de un arqueólogo maradoniano. 17 de febrero de 2.520
22 de febrero de 2.520
1 de marzo de 2.520
14 de marzo de 2.520
16 de marzo de 2.520
23 de marzo de 2.520
3 de abril de 2.520
4 de abril de 2.520
25 de abril de 2.520
27 de mayo de 2.520
2 de junio de 2.520
22 de junio de 2.520
4 de julio de 2.520
7 de agosto de 2.520
30 de octubre de 2.520
1 de noviembre de 2.520
5 de noviembre de 2.520
7 de noviembre de 2.520
20 de noviembre de 2.520
22 de noviembre de 2.520
24 de noviembre de 2.520
25 de noviembre de 2.520
26 de noviembre de 2.520
Diego entre mundiales
1986-87. La historia quiso una fecha
Atajó Higuita
1987-1988: Haciendo jueguitos entre las estrellas
1988-1989: Vivir es vida
Brasil
1989-1990: Los mira a los ojos
El mundo en un botín
Último tango en Delle Alpi
Milongas y gambetas
El arrabal del 24 de junio de 1990
Nostalgias
Dos
Yo quiero seguir jugando a lo perdido
Con ojos de Fiorito
La gorra y los penales
Hay que ser muy cagones para no defender a los jubilados
Bienvenidos al tren
Será que la necedad parió conmigo
La última copa, el último abrazo
La última sonrisa del Maradona superhéroe
Diego sin capa
La Diego-señal del pueblo
Maradona, modelo 93/94
La última sonrisa
Confesiones de invierno. Dios es empleado en un mostrador
Tuve que enfrentarme a mi condición
Hace frío y me falta un abrigo
El milagro del diez
La Pantera de Fiorito
El Rocky de La Pampa
Una foto con el campeón
El espía
La pantera de la paternal
Cuando ya me empiece a quedar solo
Un escenario vacío
Un televisor inútil, eléctrica compañía
Una flor cuidando mi pasado
Un millón de manos que me aplauden
El hombre del traje gris
“Yo soy blanco o negro, gris no voy a ser (nunca) en mi vida”
“No nos comamos el chamuyo de Alemania”
Un zurdo de Lomas gambeteando en el Olimpo
La leyenda de un Mago y un D10S
“Siempre es hoy”
“Nos merecemos bellos milagros, y ocurrirán”
Nos vemos en la socios Norte
Vale 10 palos verdes, se llama Maradona
La última liturgia maradoniana
Recordarlo con alegría
Retornos y lágrimas
Biografías en orden de aparición
Отрывок из книги
Prólogo:
De abajo y para los de abajo por Guillermo Blanco
Introducción
o el viejo arte de narrar una historia por LANM
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Por suerte, para cumplir los sueños frustrados de Cucuza y de tantos otros, estaba Diego. En el Mundial 86, junto a otros chicos de las inferiores, Cucuza fue invitado por Lalo y compartió todas las hazañas del 10 frente a la televisión de la familia Maradona. La consagración de Diego era la consagración de todos.
Terminado el partido a beneficio de la familia Gendler, uno más en la infinita lista de hechos que demuestran que a Diego hay que quererlo como jugador, pero más como persona, Pelusa agarró el micrófono y dijo: “Ahora como regalo me va a cantar Cucuzita, que no lo conocí yo, porque tenía unas mechas que se le caían por acá, ¿viste?, y ahora lo tengo pelado acá al lado mío”. Cucuza carcajeó, se frotó la cara para comprobar que estaba despierto y cantó con su ídolo parado a centímetros. El final los vio abrazados, a los besos, con Cucuzita “(…) en un estado de limbo. Mi hijo y mi mujer me preguntaban si estaba bien, cómo me sentía, porque saben mi fanatismo por Maradona. Temieron por mi salud, porque me vuelvo loco”.
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