El cuerpo duradero
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Luis Antonio Cifuentes Quiñones. El cuerpo duradero
Contenido
Abreviaturas de obras. 1. Obras de Nietzsche:
2. Obras de Bergson:
Introducción
Primera parte. El cuerpo irreductible: dolor y esfuerzo
Capítulo I. El pathos del filósofo y la fisiología ¿Cómo se relacionan filosofía y fisiología en el pensador?
El carácter personal de la enfermedad y el pensamiento
Las conclusiones del cuerpo enfermo y el cuerpo sano: el camino personal de Zaratustra y su experiencia del sufrimiento
Transición del saber sobre el dolor que nos profundiza hacia la experiencia de la duración
Capítulo II. La experiencia de la duración y el esfuerzo. El esfuerzo muscular y los estados internos
La intensidad de los estados psicológicos simples como problema
Relación entre intensidad y cuerpo en el esfuerzo muscular
El cuerpo como umbral en los estados psicológicos intermedios
Las sensaciones y la intensidad del dolor
La experiencia de la duración. Excurso: mirada retrospectiva al prólogo del Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia
Las dos formas de multiplicidad y la idea de espacio
Diferencia entre ‘tiempo’ y duración
Resultado del análisis del movimiento: la síntesis de la conciencia
La conversión del pensamiento hacia la duración
La libertad: ¿un ejemplo? El acto libre
El dinamismo interno y el esfuerzo
Conclusión de la primera parte. Cuerpo, espacialización y síntesis de la conciencia
El factor de profundización fisiológico en Nietzsche y Bergson
Segunda parte. La fisiología, entre el dinamismo de los impulsos y los ritmos de la duración
Capítulo III. La fisiología en el periodo medio de Nietzsche
La multiplicidad de los impulsos y la incorporación: modelo de lo interior. El filosofar histórico se opone al modo metafísico de pensar
¿Cómo influye el temperamento del pensador en el conocimiento?
La multiplicidad del mundo interno y la figura de Goethe
El individuo y la evolución de la cultura
Dinámica de los impulsos y pasión del conocimiento. La auto-observación y el giro hacia las cosas más cercanas
El punto de partida de Aurora: el trabajo de un subterráneo
El problema de los motivos de la acción
Teoría general sobre la multiplicidad interna: Aurora, §119
Sentimiento de poder y cualidad: una teoría de los sentidos
Sentimiento de poder y libertad de espíritu
La incorporación y el camino que conduce al conocimiento
Paso de Nietzsche a Bergson en torno al papel del cuerpo: dos filosofías de la experiencia
Capítulo IV. Duración, esfuerzo y tensión. El capítulo primero de Materia y memoria: percepción pura y zonas de indeterminación. Paso del Ensayo a Materia y memoria
El punto de partida: la reducción bergsoniana
La hipótesis de la percepción pura
La percepción en la materia y el cuerpo vivo en ella
La inmanencia de base y la percepción subjetiva
Digresión sobre el método bergsoniano: el uso de imágenes
Regreso a la idea de una inmanencia de base: ¿hay en Bergson una fenomenología?
Estudio sobre la afección: el cuerpo aporta su cualidad
El cuerpo irreductible y los niveles de la argumentación en Bergson y Nietzsche
La cualidad del cuerpo y la memoria. El llamado a la memoria: reconocimiento atento y tensión del cuerpo
El esfuerzo intelectual y el cuerpo
La atención a la vida
Dos actos definen la materia: extensión y tensión. El método de la intuición y el dualismo
Si suprimimos por un momento la conciencia, ¿qué queda de la materia?
El cuerpo, un ‘intervalo’
Para una comprensión del cuerpo: el aporte de Nietzsche y el aporte de Bergson
Conclusión ¿Existe una dimensión temporal del cuerpo?
Bibliografía. Obras de Nietzsche en alemán
Obras de Nietzsche en español
Traducciones de Nietzsche al francés y al inglés revisadas
Obras de Bergson en francés1
Obras de Bergson en español
Obras secundarias
Obras consultadas. Biografías de Nietzsche y Bergson
Obras sobre la relación entre Nietzsche y Bergson
Obras sobre Nietzsche
Obras sobre Bergson
Otras obras consultadas
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Abreviaturas de obras
Introducción
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Ahora bien, hacer el experimento involucra, como estudiaremos más adelante, el particular temperamento del filósofo. Para ilustrar este aspecto, acudimos antes a unas páginas autobiográficas de Ecce homo, en las que nuestro filósofo intenta explicar la procedencia del pathos de su pensamiento. Nietzsche conoció a fondo la decadencia, de la cual aprendió la percepción fina para los matices y vivenció también las subidas y bajadas de la fisiología; no obstante, comprendió que en esa experiencia se puede sucumbir frente a las seducciones del dolor o intentar escapar de él huyendo del cuerpo. Ahora bien, Nietzsche no se define solo como decadente, es, ante todo, su antítesis: un afirmativo. Y esto lo lleva a buscar instintivamente los remedios apropiados, es decir, a asumir la perspectiva de la vida. Con ello se completa el experimento sin que, por obvias razones, se le pueda dar la espalda al dolor. Su carácter afirmativo no es ingenuo, sabe sobre la enfermedad, y de la mano de la experiencia de la decadencia puede afirmar la vida con más conocimiento.
En este momento, se debe hacer notar que la manera como Nietzsche plantea el experimento con la enfermedad, movido por la pasión de conocer, en función de superar las seducciones nihilistas del dolor, conlleva una especie de asimetría entre, digamos, la voluntad de hacer el experimento, sobreponiéndose al dolor más profundo, y los requerimientos instintivos, que implican o sucumbir ante el dolor o esforzarse fisiológicamente por recuperar la salud. Se podría explicar la razón de esta asimetría de una manera simple y decir que en Nietzsche la formulación del problema se debe a la violencia con que lo ataca la enfermedad y a los medios infructuosos, la mayor parte del tiempo, para lograr una cura. No obstante, como ya observamos, que haya una relación entre la vida del filósofo y su filosofía no significa, en principio, que esta sea una suerte de “biografía” conceptual de las infidencias personales. Si se pone en juego el temperamento del filósofo, es porque el pensamiento filosófico mismo implica un pathos –en el caso de Nietzsche, el de ser, por temperamento, a la vez un decadente y un afirmativo, alguien que, en el ejercicio del pensar, dice ‘sí’ a la existencia, la afirma pese al dolor, y ello se transfigura en una filosofía (cf. CJ, “prólogo a la segunda edición” §3); este es el único talente que impregna los problemas filosóficos. Ahora bien, esa asimetría se manifiesta, antes de Así habló Zaratustra, en el tema de la pasión del conocimiento, formulado de manera explícita a partir de Aurora, como una tensión entre el dolor que entraña dejarse llevar hasta el extremo por una pasión y el deseo inapelable de conocimiento, experimentado incluso por la humanidad. Nietzsche y Bergson, como ya estudiaremos, coincidirán en que el esfuerzo, la tensión y la voluntad como afecto,7 que tienen un significado corporal innegable, aunque no exclusivo, son fuerzas capaces de llevarnos más allá de las simplificaciones de la inteligencia modelada sobre nuestras necesidades más inmediatas.
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