Tras la declaración de guerra en contra del narcotráfico en el año 2006, México tiene más de 300 000 personas asesinadas y cientos de miles desaparecidas y desplazadas. ¿Dónde estuvo el Estado durante este tiempo? ¿Por qué parece que se hizo tan poco para evitar esas violaciones graves a los derechos humanos? Esta obra es el resultado de una investigación académica en la que se explica cuál es la función del Estado y su relación con los poderes fácticos; en qué momento se establecen vínculos y se convierten en una red de macrocriminalidad constituida por estructuras empresariales, criminales y políticas. Se analiza con detalle la conformación y comportamiento de estas redes y en especial se desarrolla la forma en que han capturado al Estado y gobiernan amplias regiones de México. El libro trata de responder la compleja pregunta de cómo desmantelar una red de macrocriminalidad o, en otros términos, cómo descapturar al Estado. ¿Será posible descapturar al Estado mexicano y construir paz?
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Luis Daniel Vázquez Valencia. Captura del Estado, macrocriminalidad y derechos humanos
Nivel municipal: Gobiernos municipales
Nivel estatal: Procuraduría Estatal
Nivel estatal: Policía Estatal
Nivel federal: Policía Federal
Nivel federal: Pemex
Nivel federal: Procuraduría General de la República
Nivel federal: Secretaría del Trabajo y Previsión Social
Nivel federal: Comisión Federal de Electricidad
Nivel estatal: Procuraduría General de Justicia del Estado
Actores privados: Los Zetas
Отрывок из книги
Captura del Estado
y derechos humanos
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Desde este punto de vista, el Estado tiene muchas formas y cumple con numerosas funciones, pero, sobre todo, su autoridad y las estructuras de dominación se manifiestan de múltiples maneras, a la par que está en formación permanente porque es una arena en constante disputa. Las capacidades del Estado no son uniformes, ni en su facultad de control territorial, ni en su forma de controlar a la población. Desde esta perspectiva, la autoridad del Estado no es omnipresente, es diversa y es desafiada permanentemente.
Daremos prioridad a esta perspectiva en el análisis tanto de la captura o cooptación estatal como de las disputas por la soberanía. Como mencionamos líneas arriba, analizamos al Estado como gobierno, veremos la figura del Estado en los múltiples actores que lo encarnan, con sus diferentes relaciones de cooperación, indiferencia y conflicto; es decir, pensamos al Estado de manera fragmentada. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado en el análisis de la construcción estatal a partir de la estructura de dominación más cotidiana cuando estamos frente a Estados capturados por redes de macrocriminalidad. Podemos cometer el error de argumentar que esas redes de macrocriminalidad simple y sencillamente son el Estado y, aunque se trate de bandas del crimen organizado que desaparecen personas, asesinan, tienen redes de trata, tanto sexuales como de trabajo esclavo, y realizan todas estas actividades en total impunidad, no hay que confundir los conceptos. Sin duda, sería un grave error priorizar un marco teórico que nos permita un sólido análisis empírico, pero que finalice con una conclusión como esa y quedarnos conformes. Es importante problematizar si ahí donde el Estado es capturado por una red de macrocriminalidad, se puede seguir hablando de un orden estatal.