Con José, siervo humilde y fiel
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Luis Mª Mendizábal. Con José, siervo humilde y fiel
Отрывок из книги
Con José, siervo humilde y fiel
Con José, siervo humilde y fiel
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San José era anticipadamente «hombre justo» (Mt 1,19). Es la justicia que viene del corazón, del corazón transformado. Él estaba lleno de santidad. Era hombre justo, de corazón bueno, de corazón lleno de fe. Fe en las promesas, fe en el amor de Dios, fe en los caminos de Dios. Y entregado a esa fe, dispuesto a cumplir los mandamientos de Dios. Es maravilloso en eso san José, en esa entrega, en esa bondad de corazón. Porque una cosa es que uno sea justo y otra cosa es que sepa que lo es. En muchos, lo malo que tienen es que saben que saben. Como decía un profesor que teníamos, solía decir eso: «Mire usted, este señor sabe mucho, pero lo peor que tiene es que “sabe que sabe”, y como “sabe que sabe”, es muy autosuficiente». ¡Y sabe!, y el saber es bueno, pero el saber que sabe le fastidia, porque entonces empieza a saber menos… La verdadera inteligencia no sabe que sabe, sino que lo importante es saber. Pues bien, aquí estamos en el caso de la justicia: una cosa es ser justo y otra cosa es que uno sepa que lo es. Generalmente, el hombre verdaderamente bueno y santo cree que no hace nada más que lo que tiene que hacer, y no ha hecho nada. «Somos siervos inútiles» (Lc 17,10). Y san José probablemente es así, «no ha hecho nada». San José ¿qué hace? «Lo que tengo que hacer, nada». Esto aparece muy claro, que una cosa es tener luz de Dios y otra es saber que la tiene, en un caso muy claro que es el de la confesión de Simón Pedro, cuando Simón Pedro le dice al Señor: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Y le dice Jesús: «Dichoso tú, porque esto no te lo ha revelado la carne y sangre, sino mi Padre que está en el cielo» (Mt 16,16–17). Él se quedaría viendo visiones: «¿A mí, esto?, yo he dicho, hombre, ¡si era lógico!, qué iba a decir, pues lo que veo, tú eres el Cristo, ¡ya está!, ¡si eso está claro!». «Te lo ha revelado mi Padre». Y él no tenía conciencia de que le hubiese revelado su Padre.
Pues bien, la verdadera bondad del corazón es la del que hace lo que tiene que hacer, pero es bueno. Así es san José. San José es admirable por eso. En todas las páginas del Evangelio se nota una sencillez de su parte. El Señor le coloca en situaciones en que no le arregla las cosas, sino que le sumerge en situaciones en que él tiene que decidir, y tiene que decidir porque es varón justo. Como es un hombre de bondad profunda de corazón por la acción del Espíritu Santo, eso le dicta lo que le parece que es razonable hacer ahora, y lo hace. Entonces resulta una bondad maravillosa del corazón.
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