Arqueología industrial
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Manuel Cerdà Pérez. Arqueología industrial
Отрывок из книги
ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL
TEORÍA Y PRÁCTICA
.....
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
El futuro de la arqueología industrial pasa por reconocer –incluso anteponer– su consideración arqueológica, definiendo a tal efecto el procedimiento que seguir con el fin de obtener determinados conocimientos para los que las fuentes materiales se muestran como las más apropiadas, sin por ello renunciar a las informaciones que podamos obtener mediante los registros escrito y oral. Esto no significa, hoy por hoy, que tenga que convertirse en una mera prolongación de las «otras arqueologías de período». Puede que debiera ser así, pero en estos momentos de no diálogo pretender tal cosa rayaría casi el suicidio historiográfico. El futuro de la arqueología industrial debe inscribirse, pues, en un debate más amplio, el que resulte de plantear qué fuentes tiene que utilizar el historiador del período contemporáneo, de qué modo y con qué finalidad. Naturalmente, no todo es susceptible de ser estudiado con las técnicas derivadas de la aplicación de la metodología arqueológica al estudio de la sociedad industrial-capitalista. Pero, igualmente, hay que tener en cuenta que son muchos los aspectos que no pueden abordarse sin recurrir a ella. Para nada nos servirán dichas técnicas si queremos estudiar los comportamientos electorales, por ejemplo, pero resultarán más que útiles si lo que pretendemos es conocer cuestiones como el espacio de trabajo, la vivienda obrera o las transformaciones del paisaje, sea éste urbano o rural. La arqueología debe olvidar su presunción de ser una ciencia –muchas definiciones así lo afirman– y reconocerse como un método para elaborar historia que utiliza como documentos todo tipo de vestigios materiales producto de las actuaciones humanas, un método que seguir por los historiadores del período que sea, con las aplicaciones lógicas según la época, con el fin de que los seres humanos entendamos nuestro pasado y podamos construir un futuro mejor. Por su parte, la historia (ciencia) debe cuestionarse seriamente que incorporar como objeto de estudio a la «gente sin historia» comporta un cambio también en la manera de investigar, especialmente por lo que al uso de las fuentes se refiere. La historia hizo en su día una importante renovación temática –recordemos el debate generado con la eclosión de la historiografía marxista británica a finales de la década de 1950–, pero no cuestionó la tradicional forma de hacer historia, y son las fuentes escritas las únicas sobre las que se sustenta su discurso. En este necesario debate, la arqueología industrial puede aportar sólidos argumentos, siempre y cuando la disciplina deje de centrarse casi de forma exclusiva en tareas derivadas de la gestión del patrimonio industrial o en la realización de inventarios y catálogos. Debe abandonar el estado de permanente indefinición en el que se halla inmersa –no puede significar varias cosas a la vez, dependiendo de quien la practique, de cuál sea su formación o de cuáles sean sus intereses– y definir su protocolo de actuación. Ello no significa que tenga que abandonar las tareas a favor de la preservación del patrimonio industrial, como los arqueólogos convencionales no se olvidan del patrimonio arqueológico, pero éste deberá ser siempre el resultado de las investigaciones llevadas a cabo. Éstas son las que deben marcar las pautas de qué se conserva y para qué, no como ocurre ahora. Solamente una adecuada aplicación de la metodología propia de la disciplina hará posible que los restos estudiados puedan valorarse en su justa medida. Sólo así, entendiendo que una cosa es la arqueología industrial y otra, el patrimonio industrial, este último será considerado parte del patrimonio cultural en las mismas condiciones que los de otras épocas históricas más remotas.
.....