Tierra nueva
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En Tierra nueva de Mario Escobar Velásquez, reencontramos al escritor ya conocido en otros libros suyos como En las lindes del bosque e Historias de animales; aparecen de nuevo sus dotes de observador minucioso y su talento descriptivo, capaces de retratar de manera inolvidable a las gentes, a los animales y el paisaje del Urabá de mediados del siglo XX.
El lenguaje de Mario Escobar, con sus modos tan propios, se pega al lector como las caricias de Rufo, el gato del personaje, con sus lengüetazos y acercamientos, que también marcan. Un estilo que permite identificar sus textos sin necesidad de leer quién es el autor. por eso, como en todos sus escritos, en esta novela se halla, además del interés que suscitan las historias que capítulo a capítulo conforman la trama del libro, el placer estético que produce la lectura de cada página, trabajada, pulimentada sin afanes, con los términos precisos y con momentos poéticos logrados. Emma Luda Ardila J.
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El estilo de Mario Escobar Velásquez, su manera muy personal de apropiarse del idioma hasta el punto de pasar sobre normas y academias, es también la huella de su espíritu que fue rebelde siempre, que nunca se atuvo a convenciones y monsergas. Leerlo es como oírlo hablar y hasta respirar. Va a la caza del lenguaje, lo apresa y libera para habitarlo en un juego que respetamos por lúcido, coherente, arriesgado. Por eso las correcciones fueron las mínimas.
Nos enorgullece y alegra poder ofrecer esta primera edición de Tierra nueva tal como su autor la pensó, corrigió y dejó guardada en una carpeta entre sus cosas, para que se abriera hoy a nuevos lectores, a quienes quieran adentrarse no solo en las lindes de Urabá, sino también en las del lenguaje.
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—Con lo que hay ahí alcanza hasta para Fela. Partiré con ella. Ahora los retales están escasos.
Se fueron. Muy al rato sentí de nuevo que la perra avisaba, y el hocico puntudo señalaba el camino de venida de Chigorodó. Pero no asomé mis narices: sabía que era El Judío-Mercachifle. No quería verlo. Llegaba solo: ni los otros lo querían, ni él quería a nadie. Desde arriba lo execré y lo insulté mentalmente.
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