Llull con Lacan
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Miquel Bassols i Puig. Llull con Lacan
PRESENTACIÓN
PREFACIO
INTRODUCCIÓN
I. LLULL CON LACAN: UNA CLÍNICA IRÓNICA
II. LOS MOMENTOS FECUNDOS DE RAMON LLULL
III. LA AMANCIA O LA CIENCIA DE AMOR
IV. EL AFFATUS O LA EXPERIENCIA DE LA PALABRA
V. EL ARS COMO INSTANCIA DE LA LETRA
VI. LLULL Y EL SINTHOMA
Отрывок из книги
PRESENTACIÓN
PREFACIO
.....
Se plantean sin embargo varios problemas para el lector actual de Llull. El más invocado es la distancia que nos separa del sujeto mismo de la Edad Media, un sujeto cuya realidad simbólica se nos escapa ya de una manera inevitable. Un hecho que puede parecer, pues, «normal» en esta realidad podría parecernos ahora marcado por una significación especial que debería ser interpretada, interpretación que sería entonces más bien una construcción.27 El historiador y el filólogo seguirán haciendo un trabajo que, de una manera cada vez más precisa, podrá liberarnos nuevas significaciones de los textos lulianos. Pero el problema de la distancia para el lector actual sigue siendo, sin embargo, irreductible a ese trabajo, y tanto más irreductible cuando se trata de Llull. Evoquemos, por ejemplo, el valor que debe darse al uso que hace de la metáfora, de la imagen, o de la apariencia (semblança). Un Mark D. Johnston (1978) realizó un notable trabajo a propósito de este tema para aislar y extraer este punto irreductible, el uso propiamente luliano de estos términos. Podremos detenernos también en el valor y el estatuto que debe darse al uso y a la concepción de la letra en Llull, en una época —conviene siempre recordarlo— anterior a la invención de la imprenta.28 Supone una objetivación del ser de la letra totalmente particular e inexplicable sólo por el contexto de la época. La función de la metáfora va también mucho más allá del uso que se hacía de ella en aquella época o incluso en la actualidad. Lo que Llull llama «metáfora» no es una metáfora en el sentido retórico del término, tiene un valor muy real, y designa el hecho mismo de la significación en el lenguaje.29 La metáfora luliana es la significación misma en un mundo donde un elemento cualquiera podrá siempre estar en el lugar de otro elemento cualquiera. De la misma forma, lo que Llull designa como «letra» no es la letra en el sentido de la lingüística o de la lógica actuales. No es una función simbólica de representación de un sonido o de un objeto de la realidad, sino que tiene un valor material. La letra será tratada como una cosa del mundo natural, más concretamente como la presencia de las «dignidades» o propiedades de Dios en el mundo. Ninguna referencia a los saberes de su época podría elucidar este valor material de la letra en el que toma su verdadero sentido.
Vemos ya que este problema de «lectura» nos conduce de hecho al problema del estatuto que debemos dar en la lectura de Llull al término de «representación». Si partimos de una concepción del lenguaje como una «representación de la realidad», leeremos la obra de Llull como un modelo pseudocientífico, más o menos influido por los diversos saberes de su época, un modelo más o menos preciso también de una realidad ya existente. Pero si partimos de una concepción del lenguaje como la estructura simbólica que constituye la realidad del sujeto —es la hipótesis de Jacques Lacan como punto de partida de su enseñanza y de su axioma: «El inconsciente está estructurado como un lenguaje»—, entonces la lectura de Llull será muy distinta. Cada reflexión del Beato sobre tal o cual punto de la relación del sujeto con la palabra y con sus significaciones, sobre los signos o metáforas del amor en los que el Amado se da a conocer, pero también cada construcción literal en su sistema del Ars, aparece entonces como un elemento estructural de una lógica que va mucho más allá de un modelo teórico. Se trata de un saber que no se reduce a su valor referencial —un saber sobre un objeto exterior a él—, sino que se articula como un saber textual, vinculado al deseo del sujeto que lo sostiene. El inconsciente estructurado como un lenguaje no es una representación de la realidad, sino, precisamente, un saber que estructura esta realidad sin que el sujeto lo sepa.
.....