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Prefacio del autor
Infancia y juventud. 1891—1917
Primeros encuentros con la música
El primer viaje a Moscú
Encuentro con Sergei Tanéyev
Los años del Conservatorio
Los profesores
El comienzo del reconocimiento
Las composiciones en el Conservatorio
El ajedrez en la formación del compositor
Primeros años después del Conservatorio
El inicio de la Primera Guerra Mundial
El comienzo del trabajo con Diaghilev
La Suite Escita y la ópera El Jugador
1917: el año de las revoluciones
En el extranjero. 1918—1936
El comienzo del viaje
La llegada a Estados Unidos
Traslado a París
Muy esperados estrenos
Alemania. Ettal y El Ángel de Fuego
París y El paso de acero
Primera visita a la URSS
El fin de la época de los Ballets Rusos
Entre el Occidente y la Rusia Soviética
Los años de decisión
Los últimos años en el extranjero
El regreso. 1936—1953
El comienzo de la vida en la URSS
Prokofiev frente a la cara del terror
El comienzo del trabajo con Eisenstein
La ópera Semyón Kotkó
La separación con Lina
Los años de Guerra (1941—1945)
Después de la Victoria
La tormenta se acerca
La Resolución del año 1948
Los últimos años
Recuerdos sobre Prokofiev
Lina Prokofiev
Lina Prokofiev sobre su arresto
Sviatoslav Richter
Serge Moreux
Berthe Malkó
Mstislav Rostropóvich
Heinrich Neuhauz
Sviatoslav Prokofiev
Obras principales
Sonatas y música de cámara
Óperas
Ballets
Conciertos
Obras orquestales
Cantatas, oratorios y obras vocales
Qué leer sobre Sergei Prokofiev
Comentarios
Bibliografia
Fotografias
Después de varios siglos, siendo los servidores de la iglesia, de la aristocracia y de la burguesía, los compositores modernos, finalmente, pudieron llevar a cabo todo lo que deseaban. Luego de un corto período de música nacional-folclórica, se reunieron bajo la bandera del cosmopolitismo y la atonalidad. Si para los músicos había comenzado la era de los nuevos horizontes, para la gran parte de los oyentes de la música clásica, en su sentido común, había terminado de existir. Karlheinz Stockhausen, uno de los líderes de la vanguardia del siglo pasado, subrayaba la importancia de Arnold Schönberg en estos cambios: «El logro de Schönberg consistió en declarar la libertad a los compositores contra los tradicionales gustos de la sociedad y sus medios; la libertad para que la música evolucione sin interferencias. En otras palabras, hizo entender claramente que ahora el compositor ya no permitiría ser golpeado por la sociedad».
El surgimiento de la atonalidad y del dodecafonismo corresponde a una sucesión absolutamente lógica dentro de la música y está fuertemente articulado con los cruciales cambios en la esfera política y social en Europa del principio del siglo XX. Existe una determinación según la cual la tonalidad se compara con el «absolutismo», y cuando éste concluye, llega la atonalidad, que simboliza la «anarquía». Dentro de este esquema, el dodecafonismo sería un nuevo ordenamiento de los sonidos. Un ordenamiento mucho más «democrático», donde no hay ningún tipo de «jerarquías». Si antes la tónica, la dominante y la subdominante tenían mayor importancia en la secuencia musical, ahora cualquiera de las doce notas recibe el mismo «derecho» de ser igual a las demás.
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El éxito de su ópera (aún sólo entre sus familiares), inspiró a Sergei a empezar a componer otra, llamada La Isla Desierta. La trama de ésta era bastante infantil: un barco se hunde en una tormenta y los héroes son tirados por las olas a una isla desierta. La historia no se encontraba bien formulada, pero al niño le atraía mucho el hecho de poder describir la tormenta y la lluvia a través de la música. El pequeño compositor trabajó sobre ella durante un año y medio, pero no pudo hacer más que la obertura y el primer acto de tres escenas. Sin embargo, hay que mencionar que cada escena era tan larga como la ópera Velikán entera.
Cuando llegaba el invierno, la familia de Prokofiev podía dejar sus obligaciones de la casa y el campo y viajar a la ciudad. El invierno de 1901 lo pasaron en la casa de Tatiana Grigórievna, la hermana de María Grigórievna. Sergei recordaba que en la casa de su tía le gustaba mucho la comida. Allí encontraba los platos más sofisticados y muy diferentes a los que estaba acostumbrado a comer en su casa de la provincia. De nuevo asistían al Teatro de Ópera. Después de San Petersburgo se fueron a Moscú, donde tuvo lugar un acontecimiento que fue muy importante para el futuro compositor. Los conocidos de su madre, los Pomerántsev, le presentaron a Sergei a un famoso compositor ruso, Sergei Tanéyev, el discípulo de Piotr Ilich Tchaikovski. Tanéyev fue sorprendido por el talento musical del niño provinciano. Anotó más tarde en su diario: «El niño tocó sus propias composiciones. Tiene un oído absoluto. Reconoce los intervalos y los acordes».
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