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Nora Strejilevich. El lugar del testigo
Agradezco
A modo de prólogo. La literatura sabe
I
Introducción. Desaparición y escritura
La invisibilidad del testigo
La marea solidaria
¿Literatura, testimonio o literatura testimonial?
¿Qué cuenta este libro?
Darle palabras al horror
El testigo cuenta
¿Cuándo?
¿Por qué?
¿Cómo?
¿Quién?
¿Dónde?
¿A quién?
Cuestionamientos. a la palabra del testigo. Giorgio Agamben: en torno a la imposibilidad del testimonio
Beatriz Sarlo: debate sobre el discurso. de experiencia
II
Un glosario sin definiciones
Centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CDTyE) o campo:
Memoria
III. Uruguay, Chile y Argentina. El Plan Cóndor
La Interpol contra la subversión
Uruguay: la caída de un mito
Lucha cultural y debate literario
Las cenizas del Cóndor. Horror sin fronteras
La trama
El Cóndor pasa
Sala 8. Entre el sueño y la memoria
Chile: desaparece un país
La transición
Memoria resistente y desmemoria oficial
La escritura de la «segunda generación»
Testimonios de la experiencia concentracionaria
Tejas Verdes: Diario de un campo de concentración en Chile: la ficción del diario íntimo
La trama
El arrasamiento de la subjetividad y sus límites
El aislamiento
La socialización
La crueldad
Las funciones vitales
La espera
Modelo narrativo
Perspectiva de género
Liberación y resistencia
Mis primeros tres minutos. El engañoso tiempo del encierro
Cerco de púas. La fuerza de la alegoría
Frazadas del Estadio Nacional. Pasado y presente, testimonio y memoria
De Memorias de Villa Grimaldi a El infierno. Del testimonio a la confesión
Argentina: en estado de memoria77
Chispazos de peligro
Responsabilidad civil y responsabilidad estatal
Los senderos de la memoria se bifurcan
La demanda de justicia
No hay juicios sin narración
Ley y violencia de género versus el mito de la mujer seducida
La mujer sobreviviente toma la palabra
Del testimonio a la ficción
Pensar desde otro lado: H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el olvido)
La literatura res-guarda
Preso sin nombre, celda sin número. Práctica contestataria e ideología conservadora
El ser-en-cautiverio
El ensayo político
La mente totalitaria
Ser judío
Recuerdo de la muerte. Del realismo ficcional a la ficción de realismo
Traición y heroísmo
La desaparición de los héroes
La narración de los hechos
La trama
La clave simbólica
Desaparecido. Memorias de un cautiverio (Club Atlético, Banco, Olimpo, Pozo de Quilmes y ESMA) Escritura a cuatro manos
La situación dilemática
La escuelita: relatos testimoniales. El humor como coraza
¿Sobre qué testimonia La escuelita?
La ironía, la risa, la burla, el humor negro
Militancia, denuncia y juicios
La historia y las historias
La desaparición y su fracaso
En las noches que desvisten otras noches. La recuperación de la vida en el poema119
Todas las voces todas
Procedimiento. Memoria de La Perla y La Ribera. La palabra herida
Narrar lo insoportable
Una sola muerte numerosa. La escritura y mi vida
La lógica del relato y su final
Bibliografía
Отрывок из книги
A la beca Fulbright, por lanzarme a dictar seminarios en varios países y a entablar vínculos con una diversidad de colegas y estudiantes.
A los docentes que se volvieron entrañables compañeros de ruta, como Cristian Montes Capó (Universidad de Chile, 2012), Kirsten Mahlke (Universidad Konstanz, Alemania, 2013), Emilia Perassi y Laura Scarabelli (Universidad de Milán, Italia, 2015), Liria Evangelista (Middlebury College, Buenos Aires, 2016 y 2017), Jaume Peris Blanes y Nuria Girona (Universidad de Valencia, 2018).
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El testigo existe porque la catástrofe representada por la separación de identidad y nombre, o el quiebre que se propone la tortura para silenciar y destrozar el lenguaje –en la famosa descripción de Elaine Scarry (1985)– raramente logran su objetivo, que es la anulación del estatuto de lo humano. Y si fracasa es porque la mayoría de los detenidos, aun despojados de sus señas de identidad y de sus lazos sociales, no devienen ni bultos ni objetos. Seguir existiendo como humanos es su lucha. En este horizonte tienen logros y caídas, son héroes y antihéroes, recuerdan el «afuera» o su identidad anterior se desdibuja. Alternan entre estos polos mientras realizan crueles aprendizajes e inventan infinitas estrategias para enfrentar la situación límite más radical. De modo que la imagen más atinada para referirnos a los secuestrados en campos de esta región no es la de muertos en vida. Se trata de vivos habitando la muerte, arrojados a ella, alojados en ella.
Cuando dejan la muerte atrás, estos testigos de los peores abusos necesitan compartir sus memorias, pero «el resto» no siempre quiere oírlas. Levi recuerda a un guardia alemán que desalentaba a los prisioneros con este anuncio: aunque sobrevivan y quieran contar lo vivido, nadie les creerá. Eso no fue así, a la larga se les creyó, aunque haya rebrotes de negacionismo. Más aún, en los países acá estudiados del Cono Sur se conoce, se acepta y se juzga (con mayor o menor empeño) el plan sistemático de exterminio de los más recientes terrorismos de Estado. Sin embargo no muchos lectores se interesan en «los detalles»: no quieren sufrir, vicariamente, situaciones traumáticas y además, eso «ya se sabe». Se sabe que hubo campos, se sabe que hubo crímenes. ¿Para qué volver sobre lo mismo? No se entiende, todavía, que el testimonio desnuda los mecanismos de poder que se reproducen, hasta hoy, fuera del campo.
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