El egregor de la paloma o el reino de la paz
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Omraam Mikhaël Aïvanhov. El egregor de la paloma o el reino de la paz
Отрывок из книги
Omraam Mikhaël Aïvanhov
El egregor de la Paloma o el reino de la paz
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La paz, os lo acabo de decir, es el resultado de una armonía entre todos los elementos que constituyen el hombre: el espíritu, el alma, el intelecto, el corazón, la voluntad y el cuerpo físico. Y si es tan difícil de obtener, precisamente se debe a que estos elementos raramente se encuentran en armonía. Determinada persona tiene pensamientos lúcidos, sabios, pero he aquí que su corazón, en el que se ha filtrado un sentimiento inferior, le empuja a hacer locuras. O bien está animado de los mejores deseos, y es su voluntad la que está paralizada. ¿Cómo queréis que se sienta en paz en semejantes condiciones? La paz es la última cosa que puede obtener el hombre. Pero cuando, después de todo tipo de sufrimientos y de luchas, de fracasos y de victorias, consigue por fin que triunfe su naturaleza divina sobre todas las rebeliones e inquietudes de su naturaleza inferior, sólo entonces puede encontrar la paz. Antes, posiblemente podía llegar a vivir unos momentos maravillosos, pero ello no duraba mucho tiempo. Y por eso se oye a mucha gente decir: “He perdido mi paz...”
La paz, la verdadera paz, es imposible perderla. Pueden producirse perturbaciones alguna que otra vez, pero sólo se trata de movimientos superficiales: interiormente, profundamente, la paz esta ahí. Se parece al océano en el que la superficie siempre está agitada por las olas y la espuma, pero lejos de la superficie, en las profundidades, reina la paz. Cuando habéis conseguido introducir en vosotros la verdadera paz, los desórdenes que pueden producirse en el exterior no consiguen perturbaros, os sentís protegidos como en una fortaleza. Está dicho en el Salmo 91: “Porque Tú eres mi refugio, oh Eterno, Tú haces del Altísimo tu morada...” Esta elevada morada, es el Yo superior. Cuando llegáis a alcanzar este punto, la cima de vuestro ser, entonces conocéis la paz. Esta paz es una sensación divina, inexpresable. Pero antes de llegar a este estado, ¡cuántas victorias tenéis que conseguir sobre vuestras tendencias inferiores!
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