Un futuro para la juventud
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Omraam Mikhaël Aïvanhov. Un futuro para la juventud
Отрывок из книги
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Un futuro para la juventud
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Vemos además que, desde hace algunos años, la juventud se inmiscuye en las cuestiones públicas: chicos y chicas muy jóvenes opinan sobre la sociedad, sobre la vida del país, sobre los acontecimientos mundiales, y se organizan para que su palabra sea valorada. Esto es algo nuevo, ¡nunca se había visto antes! Sí, y es algo significativo de estos tiempos. Las nuevas corrientes que empiezan a difundirse en el mundo, se abren camino a través de la juventud. Vamos a entrar en una nueva era, la era de Acuario, y sus influencias se dejan ya sentir. Por supuesto, de momento, asistimos a manifestaciones a menudo desordenadas; eso es normal, ya que se trata de pruebas y éstas siempre van acompañadas de desacuerdos, de conflictos. Pero pasado algún tiempo, todo volverá a su justo lugar y entonces podremos ver cambios. La naturaleza de estos cambios dependerá de los jóvenes. Puesto que ellos han tomado la palabra y muchos adultos están de acuerdo en dársela, les corresponde ahora a ellos reflexionar a fondo respecto a lo que piden.
Si los jóvenes también reivindican comodidades materiales y placeres, que no se hagan ilusiones: no piden nada que sea realmente nuevo bajo el sol, sino algo que los humanos reclaman desde que existen y que no es precisamente muy glorioso. Si no piden algo mejor, se parecerán pronto a los mismos adultos a los que están criticando. “Entonces – diréis – ¿qué debemos pedir?” Pedid ser instruidos. Y ser instruidos no significa tan solo adquirir conocimientos que os permitan obtener diplomas y ejercer una profesión. Ser instruido es recibir esa luz gracias a la cual se avanza cada vez más por el camino de la libertad, de la fuerza, de la belleza, del amor... por el camino de la verdadera vida. Y para hacer valer sus reivindicaciones, la juventud debe encontrar también la actitud adecuada. No se convence a los demás sobre sus derechos gritando, gesticulando y mostrándose grosero y violento. Me gustaría ver como se alza, por fin, una juventud ante la cual todos se vieran obligados a capitular. Sí, ni siquiera tendría que decir nada, tan solo presentarse, y su ideal, su pureza y su resplandor harían rendirse al mundo entero; ¡nada se le podría resistir!
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