La partícula de Dios
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¿Como se origino la tierra? ¿De donde viene el hombre? Estos interrogantes hallaron primero respuestas míticas y luego largas elaboraciones teológicas. Pero, a medida que el espacio conocido se fue expandiendo, surgió una pregunta mayor: ¿Cómo nació el universo? Hacia el Renacimiento el telescopio entró en disputas con la Biblia, y por fin se admitió que el Sol era el centro de nuestro sistema y no una tierra ubicada en un lugar privilegiado por la voluntad de Dios. La religión fue abandonando la disputa, aunque se reservaba el as en la manga del Primer Motor. Ya entrado el siglo XX, genios como Lemaitre, Einstein o Hubble hicieron que las explicaciones últimas fueran cada vez mas patrimonio de los especialistas patrimonio de los especialistas, pero ganaron un terreno enorme para el saber humano, De a poco nos hemos habituado a conceptos como el Big Bang, la gran explosión que hace millones de años habría sido el origen de todo, al dispersar toda la materia concentrada en un punto inconcebiblemente diminuto. En 1964, Peter Higgs habló del bosón, una partícula elemental creadora de la masa, y luego, en Ginebra se monto un laboratorio internacional de magnas proporciones. ¿Podemos ya establecer científicamente la llamada Partícula de Dios? Oscar Martello hace un recuento de estos avances, y en una obra que desafía nuestra capacidad de asombro, nos pone el umbral del mas grande descubrimiento de todos los tiempos.
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La partícula de Dios
El origen del Universo, hoy.
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En un trabajo para arqueoastronomía (o sea, las manifestaciones antiguas de esta ciencia), el investigador José Lull pasa revista a diferentes interpretaciones que los astrónomos han hecho respecto del significado que cada elemento tiene en el disco. Por ejemplo, Wolfhard Schlosser, astrónomo de la Universidad de Bochum, Alemania, opina, respecto del disco mayor, que podría ser tanto una luna llena como el sol. Dice Lull:
"Para el disco dorado, Schlosser supone más interpretaciones. Sol, luna llena, eclipse lunar. De hecho, para él también cabría la posibilidad de que la media luna representase un eclipse parcial, solar o lunar. Lo cierto es que, si la luna creciente se mueve por encima de las Pléyades, una semana después es posible un eclipse lunar. Esto se produce una vez cada diez años. Por el contrario, si la luna pasa por debajo, esta opción queda excluida. Por ello, el disco dorado podría simbolizar la luna oscurecida durante el eclipse. Según esto, los hombres de Nebra sabrían calcular eclipses lunares”.
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