Una nube blanca existe aunque no tenga raíz. No tiene adonde ir y, sin embargo, se mueve en muchas direcciones; no sigue un camino propio, sólo se deja arrastrar por el viento. Un camino Va a algún lugar, el camino de las nubes blancas es un camino sin camino, significa moverse sin un propósito fijo. Una nube blanca no tiene adonde llegar, no cumple ningún destino, por lo tanto las nubes blancas no fracasan porque su meta está en cualquier lugar. Si decidimos convertirnos en nubes blancas que se desplacen en el cielo hacia donde el viento las lleve, descubriremos que en cada lugar al que lleguemos estará la meta, que estará en un solo lugar: «meta es cada momento». En esta obra Osho nos impulsa a descubrir la manera en que la nube de cada uno se mueve y a concederle completa libertad para hacerlo. No debemos luchar por algo ni rechazar nada; debemos aceptar las cosas totalmente.
¿POR QUÉ TU CAMINO ES LLAMADO EL CAMINO DE LAS NUBES BLANCAS?
Justo antes de que Buda muriera, alguien le preguntó: “Cuando un Buda muere, ¿hacia dónde se dirige? ¿Sobrevive o simplemente desaparece en la nada?”
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Sin embargo, el maestro no estaba de acuerdo. Y dijo: “No, a menos que te conviertas en un bambú, ¿cómo puedes dibujarlo? Sigues estando separado, sigues siendo un espectador, sigues siendo un concurrente. Por lo tanto, podrás haber conocido al bambú desde afuera, pero eso es la periferia y no el alma del bambú. A menos que te conviertas en uno, a menos que te conviertas en un bambú, ¿cómo puedes conocerlo desde adentro?”
El discípulo lidió durante diez años, pero el maestro no estaba de acuerdo. Así que el discípulo desapareció en el bosque, en un bosque de bambú. Durante tres años no se supo nada de él. Entonces comenzó a esparcirse la noticia de que se había convertido en un bambú: “Ahora ya no dibuja. Vive con los bambúes, permanece de pie con los bambúes. Los vientos soplan, los bambúes bailan, él también baila”.