¿El final de la diabetes?
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Ramon Gomis. ¿El final de la diabetes?
Отрывок из книги
Éste es un libro diferente a los que estoy acostumbrado a escribir. No es ni literatura ni ciencia, en sentido estricto. Pero es heredero de estas dos vertientes de mi actividad –digamos, con pretensiones– creativa. La intención es situarse en un camino intermedio, donde el lector pueda entretenerse con la lectura de un libro que quiere transmitir un tema científico que ha pasado a ser de interés general y quiere hacerlo de acuerdo con esas premisas literarias que dicen que la mejor literatura es aquella que –de una forma o de otra– divierte al lector.
He obviado en esta declaración de intenciones, de manera muy expresa, una palabra que no acaba de gustarme, divulgación. Simple y llanamente, yo estoy lejos de pretender transmitir a un gran número de personas ni lo que son las células madre ni lo que es la diabetes. De eso ya se han encargado, y con mucha frecuencia, la mayoría de periódicos de gran difusión. El tema ya está extendido, no es necesario insistir. Mi intención es diferente; quiero escribir un libro de reflexión, un tanto provocador, si acaso, después de escuchar, espantado, un montón de sandeces sobre las células madre y la diabetes. Sitúo este ejercicio cercano al ensayo, cuya definición me parece que encaja con mis pretensiones. De lo que salga, ya hablaremos.
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Hay un malentendido. El médico rechaza lo que no conoce, le parece una pérdida de tiempo frente al reto de salvar vidas. Y el bioquímico o el biólogo molecular no acaban de entender que no hay biomedicina sin medicina y que el objetivo último de ésta es la salud de la población.
No vamos bien. Este malentendido es fruto de la ignorancia y no podemos seguir escondiendo la cabeza bajo el ala. El progreso de la medicina exige que los científicos básicos y los médicos vayan de la mano. La sentencia es fácil, pero aplicarla resulta mucho más complicado y la enseñanza actual no facilita el proceso. Estamos lejos del modelo norteamericano, que compagina la formación básica y médica al más alto nivel. Aquí y ahora, se forman médicos para ejercer de médicos, y doctores en ciencias básicas para la enseñanza o para la misma investigación biomédica que no saben nada de lo que es una enfermedad. No hay que activar demasiadas neuronas para saber qué hacer: poner a los unos y a los otros en el mismo barco. Pero, para que zarpe con todos a bordo, necesitamos un cambio de cultura, y todos sabemos que los cambios culturales son lentos, pueden tardar más de una generación, demasiado lentos para la velocidad que todos proponemos al progreso de la medicina.
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