Género
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Rebecca Pearse. Género
Отрывок из книги
DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL
DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL
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Dice María Lugones (2012: 129) que «La introducción colonial de la dicotomía hombre-mujer, macho-hembra no es solo heterosexual sino heterosexualista, ya que el significado de la heterosexualidad depende de la dicotomía». Las políticas sexuales de la colonización española no quedaban limitadas a las relaciones privadas dentro del matrimonio: «Desde políticas de reclutamiento hasta tácticas militares, el ejercicio de control sexual público e institucional era central para el proyecto imperial» (Voss, 2007: 31). Desde esta idea Condes (2002) analiza en un apartado de su tesis los delitos que, según la autora, más preocuparon a los legisladores y que se adjudicaban sobre todo a las mujeres; estos se capitularon bajo los términos de herejía y hechicería, adulterio, bigamia, amancebamiento y prostitución. De entre ellos destaca la barraganería y el amancebamiento –la convivencia sin matrimonio mediante– como las conductas delictivas más extendidas en los territorios ultramarinos, sobre todo entre los españoles. Aunque el primero no se consideraba delito, sí computaba de ese modo el segundo, porque implicaba una situación adúltera. Los Reyes Católicos, apunta la autora, actuaron ante esta práctica ordenando que todos los casamientos se hicieran por la Iglesia, contribuyendo así a la regulación de las uniones y, por supuesto, al control de las prácticas y vínculos sexuales.
Queda demostrado que, entre aquellas que eran reconocidas como mujeres blancas, las que supuestamente participaban del orden colonizador, también se daban una multiplicidad de posicionamientos e identidades de género que no tenían acomodo en el concepto de familia tradicional castellana, y fue precisamente esa inclinación al cuestionamiento a las exigencias de género la que les reasignó al lugar del «otro», dice Víctor Rocha (2012). El autor se sirve del caso de Catalina de Erauso, la Monja Alférez –Raewyn Connell (2007) también ha explorado este tipo de biografías–, para dar cuenta de una masculinidad femenina que, haciendo uso del travestismo, tuvo la oportunidad de salvar la identidad femenina que la sociedad altamente jerarquizada de tipo señorial y cristiana reservaba a las mujeres. Cuesta imaginar que fuera este el único caso de contestación a las exigencias de la feminidad histórica de los siglos XVII y XVIII; por el contrario, la visibilización de esta biografía abre la puerta a imaginar distintas estrategias que hubieran podido ser utilizadas para salvar unas relaciones de género subyugantes para esas mujeres.
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