Viaje de ida
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Ricard Pérez Casado. Viaje de ida
1. Introducción. El porqué de unas memorias políticas, 1977-2007
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3. Diez años y un prólogo. El Consejo Preautonómico del País Valenciano y el Ayuntamiento de València
EL PUNTO DE PARTIDA
PENSAR LA CIUDAD, HACIÉNDOLA
LIBERAR OBSTÁCULOS
LA MODERNIZACIÓN DE UNA VIEJA ADMINISTRACIÓN
UNA ESTRATEGIA ECONÓMICA PARA LA CRISIS, SIN RESPUESTA
LA RUPTURA URBANÍSTICA, LA ESTRATEGIA METROPOLITANA Y LA CIUDAD NUEVA
LA CULTURA Y EL MEDITERRÁNEO
FIESTA E IDENTIDAD
EL 23-F DE 1981 Y LA ESTATUA DE FRANCO. 23-F y los militares
La estatua de Franco
DE SUCESOS VARIOS, EVENTOS Y CATÁSTROFES
9 de octubre de 1979
Un octubre pleno, octubre de 1982
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA DE LA ADMINISTRACIÓN LOCAL Y EL NUEVO MUNICIPALISMO: LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS (FEMP)
4. Partido y gobierno. Una experiencia valenciana no tan diferente, y una dimisión
5. Mostar y los Balcanes (1996)
6. Diputado a Cortes Generales (2000-2004)
7. Penúltimos destinos. SIEMPRE EL MEDITERRÁNEO: MEDBRIDGE (1998) E IEMED 2004-2005
LA COPA DEL AMÉRICA (2005-2007)
LA CAJA DE AHORROS DE VALENCIA Y BANCAJA (HASTA EL AÑO 2009)
8. València desde la distancia comprometida
9. El retorno de la política
Отрывок из книги
Viaje de ida
Memorias políticas, 1977-2007
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No espere el lector sangre ni escándalo. No es mi estilo, ni mi formación los consentiría. Ni me lo perdonarían mis maestros y mentores: me repudiarían quienes viven y me sentiría excluido por quienes nos han abandonado. La constatación de hechos y el reflejo de comportamientos llevan implícito un juicio de parte de quien escribe. He procurado, en todo caso, ceñirme a mi percepción de cuanto aconteció, viví y sentí, y a ser posible con el contraste de los documentos y los testimonios. Por supuesto que en algunos casos la carga subjetiva puede desbordar los límites. Quede claro que no es mi intención la ofensa, siempre gratuita e inútil como sé por mí mismo. Estoy vacunado de rencor, pues bastante sufrieron los míos a cargo de vencedores implacables y vencidos provisionales de un destino injusto que se prolongó durante años, demasiados, hasta afectarme cuando despertaba a una vida más plena.
Rencor, ninguno. Olvido, tampoco. El olvido es tan horrible como la pérdida de la memoria, como la que afecta cuando escribo a un gran amigo, Pasqual Maragall. Con una diferencia: el alzhéimer, la enfermedad, es involuntario, y el olvido es culpable. El paso de página que solicitan algunos no es más que el deseo de sepultar recuerdos vívidos de ignominia, ya se trate de los remotos y violentos, ya se refieran a hechos más cercanos y menos sangrientos.
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